lunes, 16 de enero de 2012

ENCUENTRO INTERPIRENAICO DE RAQUETAS DE NIEVE


El pasado domingo 15 de enero, tuvo lugar en Somport, el "VIII Encuentro Interpirenaico de Raquetas de Nieve". La Federación Aragonesa de Montañismo convocó en este lugar a clubes y aficionados para compartir esta jornada con nuestros vecinos franceses que, a su vez, celebran la "XI Journée Nationale de la Raquette á Neige" y la "Fête de la Raquette à Neige 2.012" en toda Francia.




Salimos dos autobuses desde Zaragoza a las 7:30 de la mañana. En esta ocasión, aparte de varios compañeros de mi club Pirineos, me acompañaron mis amigos Santi (con el que suelo hacer ferratas y otras actividades de montaña), Fernando (un astur-maño muy aficionado al ciclismo, que ahora se nos ha vuelto submarinista), y otro Santi. Este último, es un montañero experto al que conozco desde hace un montón de años, dueño de la tienda especialista en montaña Deportes Marboré, donde suelo comprar la mayoría del material, y donde por cierto, alquilamos las raquetas para esta jornada.



Santi, Fernando y yo en la pista de esquí de fondo


Tras colocarnos el equipo y tomar el cafecito de rigor, nos dividimos en cuatro grupos, cada uno de ellos guiados por un monitor de la FAM.
A pesar de no haber mucha nieve, realizamos una ruta en la que practicamos técnicas de progresión y seguridad con raquetas de nieve.
Nos hizo un día magnífico. En el primer collado nos sobraba la mitad de la ropa de abrigo.



Durante la marcha hicimos un par de paradas donde guardas del Parc National des Pyrénées nos dieron una charla sobre las características de la fauna del parque. Nos enseñaron a distinguir plumajes del urogallo, águila real, buitres... etc, así como diferentes cornamentas de los animales que pueblan estos lugares. 


Diversos objetos que nos mostraron durante la explicación.

Fernando intentando localizar algún sarrio a través de los potentes prismáticos de los guardas forestales



Más tarde, fue el turno del Pelotón de Alta Montaña de la Gendarmería de Olorón, quienes nos dieron una interesante formación sobre el rescate en casos de aludes, así como del manejo práctico del ARVA (Aparato de Rescate de Víctimas de Avalanchas), pala y sonda.


Aprendiendo a manejar el ARVA. El de azul, es un policía francés especialista en rescates de alta montaña.



Posteriormente, fueron los monitores de la FAM, los que nos enseñaron a hacer un rapel de emergencia, con un piolet enterrado en la nieve como único punto de anclaje.


Bajando en rapel de emergencia.

Ya sólo quedó tiempo para comer y tomar un rápido café, pues a las 16:00 reemprendíamos viaje a casa.

        


Entradas relacionadas:
- RAQUETAS DE NIEVE
- RAQUETADA EN PIEDRAFITA
- IBÓN DE ESTANÉS CON RAQUETAS


                                                                                                                                                                                                                              

martes, 3 de enero de 2012

ROBERT FALCON SCOTT


El presente mes de enero, se celebra el primer centenario de la llegada al Polo Sur de la expedición británica al mando del capitán de la Royal Navy Robert Falcon Scott. Nunca regresó. Falleció junto a sus hombres a escasos kilómetros de un depósito de suministros que quizás les hubiese salvado la vida. Tampoco fue el primero en llegar al Polo Sur: un mes antes, Amundsen y su expedición noruega, clavaron su bandera en el punto geográfico 90º Sur.

Durante muchísimos años fue considerado un héroe, pero desde los años 70 se han alzado voces, incluso en el Reino Unido, que han desmitificado la hazaña de Scott. Últimamente, he leído demasiados artículos (muchos de ellos a mi parecer muy poco objetivos) criticando sus aptitudes y su sentido común. Acabo de terminar de leer su diario, un texto despojado de cualquier ardid literario: la tragedia en estado puro.


En el Polo Sur. De pie de izda. a dcha: Oates, Scott y Evans. Sentados: Bowers y Wilson.

En la llamada "Carrera del Polo Sur" estaban implicadas cuatro expediciones nacionales: una alemana, otra japonesa, la inglesa y la noruega. Tras 100 años, la historia ha borrado de la memoria colectiva las expediciones alemana y japonesa, y a causa del sensacionalismo que encumbró el trágico fracaso del capitán Scott, la historia dejó en un segundo plano la victoria de Amundsen.

Huntford fue el primero en comparar las expediciones de Scott y Amundsen. En el libro de Apsley Cherry-Garrard The Worst Journey in the World (El peor viaje del mundo), publicado en 1922 (y considerado mayoritariamente como el mejor libro de viajes jamás escrito), otorgó a Amundsen el crédito de haber acertado en sus decisiones a la hora de organizar su expedición (optó por un equipo humano reducido, su habilidad para dirigir a los perros, y la pericia esquiando de todos sus hombres, por ejemplo) y por haber conseguido que todo su grupo regresara a casa sano y salvo. Sin embargo, Cherry-Garrard respetó en todo momento a Scott. Los historiadores revisionistas se distinguen por el nivel de las críticas personales con respecto al carácter de Scott, y algunos no consideran la auténtica mala suerte que sufrió la expedición.


Estatua al capitán Scott



La insistencia de Scott en utilizar ponies de Siberia en su primera expedición, para posteriormente optar porque fuesen los hombres quienes arrastraran todo el equipo hasta el Polo, en vez de utilizar trineos tirados por perros, es la principal diferencia entre ambas expediciones. Scott utilizó perros, pero sólo hasta el Glaciar Beardmore, mientras que Amundsen, un conductor de perros más experimentado, los utilizó durante todo el viaje. Tal vez su resistencia a llevar a los perros hasta más lejos se debía a que Scott admitió en una ocasión que aborrecía la idea de sacrificar a los perros para alimentar a los demás. La biografía de Fiennes sugiere que quizá Scott simplemente utilizó el método que le funcionó mejor durante la Expedición Discovery. Sin embargo, el propio Scott escribe en su diario que considera que este método, aunque más duro físicamente, era superior moralmente al de emplear perros, lo que probablemente hizo que a la hora de decidir optara por la solución menos eficiente. Sin embargo, Scott no estaba cerrado a otras posibles opciones; fue el primero en hacer intentos serios de utilizar medios motorizados, reconociendo acertadamente que este sería el futuro de los viajes a través del hielo.


Mapa de las rutas seguidas por Scott y Amundsen


Los críticos también han señalado que, a diferencia de Amundsen, Scott no buscó el asesoramiento de los indígenas de los climas árticos, los indudables expertos en la supervivencia en un clima tan adverso. Para ser precisos, estas críticas deberían dirigirse a la Royal Navy, no a Scott, quien simplemente siguió las indicaciones y consejos de sus predecesores en el Antártico y sus superiores de la Royal Navy, quienes no habían aprendido tanto de los inuit como Amundsen en Noruega o Robert Peary en los Estados Unidos. Viendo las fotos de Scott y los suyos con su vestimenta para la nieve casi se puede sentir el frío. El hecho de que Scott estuviese a punto de salvarse sugiere que un único factor podría haber marcado la diferencia; tal vez podrían haber sobrevivido si hubiesen llevado ropa de abrigo de estilo inuit, o quizá si hubiesen seguido una mejor dieta, o si hubiesen sido mejores esquiadores o si hubiesen viajado con menos peso. Ernest Shackleton, siguiendo la misma ruta que Scott y prácticamente con el mismo equipo y sistema de transporte, tuvo que abandonar la idea de alcanzar el Polo y regresar cuando estaba a pocos kilómetros de su meta, ante el riesgo para las vidas de los exploradores. Scott apostó que él triunfaría donde Shackleton fracasó, basándose únicamente en su autoconvencimiento de que él era un mejor líder para la hazaña de alcanzar el Polo Sur. Perdió la apuesta, principalmente por los defectos de los medios empleados en ambas expediciones y no tanto por una cuestión de cualidades personales o de liderazgo.


Robert Falcon Scott

A pesar de las muchas críticas de los revisionistas, la principal causa del fracaso de Scott fueron las extraordinariamente adversas condiciones meteorológicas que encontró en su viaje. Ahora se sabe que la ruta sobre el lado oeste de la Barrera de hielo de Ross (la que siguió Scott) padece un tiempo peor que la ruta más al este que usó Amundsen. Además, Scott se enfrentó a una meteorología que sólo se da una vez cada cien años, con temperaturas 20° más frías que de costumbre y con ventiscas durante varios días. Las bajas temperaturas que se encontraron en la Barrera de hielo de Ross dificultaron el deslizamiento de sus trineos; el esfuerzo que tuvieron que hacer podría compararse a empujar una bañera llena a través del desierto del Sáhara. Scott y Simpson, el meteorólogo de la expedición, estimaron que las temperaturas serían lo bastante altas como para permitir a los trineos deslizarse con facilidad. Otro efecto del frío extremo fue la escasez de combustible. Habían dejado depósitos de combustible a lo largo de la ruta, pero cuando los necesitaron se encontraron con que muchos estaban vacíos, ya que las soldaduras de los mismos habían cristalizado a causa de las bajas temperaturas.

Por otra parte, el esfuerzo de arrastrar los trineos requería la ingesta de unas 5.000 calorías diarias, y en aquella época, salvo probablemente los inuit, no se conocía la importancia de seguir una dieta muy rica en grasa. Scott llevaba una gran cantidad de carne seca (pemmican) que no era demasiado rica en grasa. La extrema pérdida de peso motivada por el esfuerzo físico redujo también la grasa corporal, y con ella el aislamiento del frío. Aunque las causas precisas de la muerte de Scott siguen siendo objeto de debate, parece que fueron la inanición, el agotamiento, el frío extremo y el escorbuto (enfermedad provocada por una alimentación deficiente en vitamina C) quienes contribuyeron a la muerte de Scott y sus hombres.


Ultimas palabras del diario de Scott:
"...ya toda esperanza debe ser abandonada. Esperaremos hasta el fin, pero nos debilitamos gradualmente;
la muerte no puede estar lejos. Es espantoso; no puedo escribir más.
R. Scott.
Por el amor de Dios, ocupaos de nuestra gente".

Otro de los motivos por lo que se ha criticado a Scott, es su falta de compañerismo, de buscar más la gloria por conquistar el Polo que mirar por sus hombres. Falso. Si algo tengo claro tras leer su diario de expedición,  es que hubiese sobrevivido si hubiese abandonado a sus hombres cuando estaban moribundos. A mediados de febrero, Evans sufre alucinaciones y desmayos constantes por su debilidad. Falleció dentro de la tienda de campaña a pesar de los cuidados a los que fue asistido por el resto del grupo. Este incidente, retrasó algunos días la vuelta de la expedición. Quince días más tarde, fue Oates el que se encontró al límite de sus fuerzas. A pesar de rogar a Scott, Wilson y Bowers que lo dejaran morir y que continuaran para salvar sus vidas, estos se negaron rotundamente. A hurtadillas, Oates salió durante la noche del 6 de marzo de la tienda y dejó voluntariamente su vida ante el frío y la ventisca para que sus compañeros pudieran seguir.

Scott también demostró una gran dedicación a la ciencia. Mientras que Amundsen se limitó a llegar al Polo y volver con vida, la expedición de Scott era eminentemente científica. Aunque se estaban muriendo, Scott y Wilson se detenían a recoger muestras geológicas, de las que portaban unos 14 kg cuando murieron. Aunque la doble motivación de la expedición comprometía el ya de por sí reducido margen de seguridad de la expedición, la ciencia era importante. Entre las muestras encontradas junto a Scott había un pedazo de hulla extraído en la Cordillera Transantártica, lo que probaba que el continente debía haber tenido un clima templado en un pasado lejano. Este descubrimiento fue de la mayor importancia para la geología, ya que añadía evidencias de peso a favor de la teoría de la Tectónica de placas. Los expedicionarios tomaron datos meteorológicos prácticamente hasta su muerte. Los distintos objetivos de ambas expediciones destacan las diferentes soluciones a los problemas y decisiones tomadas por sus respectivos líderes.


Pequeño homenaje a la expedición, colocado en el mismo sitio donde fueron encontrados
 los cadáveres de Wilson, Bowers y Scott.

Los miembros de la partida de relevo que encontró a Scott y sus compañeros seis meses después de su muerte, señalaron el punto exacto donde habían perecido mediante un montículo de nieve coronado por una cruz de basta factura; algo después, antes del regreso del Terra Nova en enero de 1913, los carpinteros del barco hicieron una gran cruz de madera donde grabaron los nombres de los fallecidos y el verso del poema Ulysses de Tennyson: "Luchar, buscar, encontrar y no rendirse jamás". Esta cruz fue colocada sobre Observation Hill, colina que domina Hut Point (donde estaba el cuartel general de Scott en cabo Evans). Scott y sus camaradas murieron en un glaciar muy próximo al mar. En la década de 1970, sir Peter Scott, el único hijo del capitán Scott, visitó tan modesto memorial. Pocos meses más tarde, los restos de Scott y sus camaradas fueron arrojados al mar.

Este es un vídeo del grupo Mecano, que homenajeó con esta magnífica canción a la expedición británica:




Os dejo también la letra de la canción. No tiene desperdicio:

18 de enero de 1912, el capitán Scott acompañado de Evans,
Wilson, Bowers y Oates, alcanza el Polo Sur. Pero fracasa en la
hazaña de ser el primero, sobre el punto de latitud 0 ondea ya
la bandera noruega del explorador Amundsen. Exhaustos y
fracasados emprenden el regreso.

16 de febrero Polo Sur
cinco ingleses por el desierto Azul
Evans va último de la fila
y colgada de su mochila
va la muerte dispuesta a demostrar
que una vez muerto
no se está mal en aquel lugar.

No hubo lápida
sí hubo plática
¡Que Dios salve a la reina!
¡Gloria eterna a los héroes
de la Antártida!

6 de marzo y Oates no puede más
son sus pies dos cuchillas de cristal
de arrastrarse en algunos tramos
tiene heladas también las manos
pero nadie le quiere abandonar
y mientras duermen
sale al paso de la eternidad.

No hubo lápida
sí hubo plática
¡Que Dios salve a la reina!

¡Gloria eterna a los héroes
de la Antártida!

30 de marzo
aquí acaba el diario
de Bowers, Wilson y Scott
"Que las ayudas que nunca nos llegaron
vayan a los que quedaron
nuestros hijos, nuestras viudas"
Como un inglés
mueren tres.

No hubo lápidas
no hubo pláticas
no hubo Dios
ni hubo reina
sólo nieves eternas
en la Antártida.

¿Quién se acuerda del Capitán Scott,
Evans, Wilson, Bowers y Oates?
¿Quién se acuerda del Capitán Scott
Evans, Wilson, Bowers y Oates?
¿Quién se acuerda del Capitán Scott?




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