viernes, 24 de abril de 2015

HUIDA AL TÍBET





Jon Agirre, Sam Hansen y Carlota Villegas. Tres personas, tres nacionalidades, tres historias totalmente diferentes que sin embargo por el azar de la vida (y arte del autor), convergen en una misma expedición para ir a buscar un tesoro escondido en las inmediaciones del monte Everest.

Jon es el personaje principal. Con su mujer Amaia y su hija Ane vivían en un viejo caserío de piedra en Larraitz en las faldas del Txindoki. Montó un restaurante en este lugar de la sierra de Aralar. Cuando tenia libre se escapaba a los Pirineos con su amigo Martín. Mientras escalaban en el Midi d´Ossau reciben el mensaje de que su hija ha tenido un grave accidente. Un coche le atropella y muere. En el drama Jon se separa de su mujer y huye al Tíbet.
Sam es de Brooklyn, Nueva York. Se gana el sustento limpiando los cristales de los rascacielos. Crea su propia empresa de expediciones, se estrena llevando clientes al Cho-Oyu.
Carlota es una cartógrafa mulata y estrafalaria. Escapa de Cuba tras una agresión sexual. Se instala en Madrid en donde aprueba unas difíciles oposiciones en el Instituto Geográfico Nacional. Tras varios desagradables acontecimientos, volará rumbo al Himalaya al leer el mensaje colocado en diferentes páginas de internet: "Se buscan cartógrafos  para peligroso viaje. Salario reducido. Frío penetrante. Largos meses en completa oscuridad. Constante peligro. Dudoso regreso sano y salvo. En caso de éxito honor y reconocimiento". Era el mismo anuncio en el que Shackleton solicitaba marinos en su expedición a la Antártida.




El autor es Endika Urtaran. Este vasco nacido en 1972, estudió  Topografía en Madrid y Cartografía en Valencia. Como montañero destacan sus ascensiones al Cho-Oyu (1998), intento al Manaslu (2000), Everest (2001) y Nanga Parbat (2003), así como la realización de la travesía del Polo Norte en 2002.
  
Escribió junto a Jorge Verdeger y David Rosa "Manual de expediciones" (Barrabes, 2003), pero "Huida al Tíbet" es su primera novela. Con ella ganó el Premio Desnivel de Literatura de Montaña de la edición 2011. Este premio lo convoca Ediciones Desnivel, con el propósito de estimular la creación literaria en lengua española, que refleje los valores del montañismo, de los viajes y de otras formas de aventura en la naturaleza, destacando su importancia como elemento renovador de la vida individual y social.



Huida al Tíbet es una novela de aventuras en el que se desprende espíritu montañero, compañerismo, drama y supervivencia. Tiene un ritmo trepidante y una trama que llega a enganchar.





FICHA DEL LIBRO:

Título: HUIDA AL TÍBET

Autor: Endika Urtarán

Editorial: Ediciones Desnivel

Año: 2.013 (3ª edición)

Nº de páginas: 302

ISBN: 978-84-9829-235-0











lunes, 6 de abril de 2015

COLLADO DE LA OSQUETA POR LA FOZ DE SALINAS


Estamos en Semana Santa y la meteo anuncia un sábado perfecto: sol y temperaturas agradables. Así que lo aprovechamos.

En esta ocasión haremos una excursión muy guapa por el Prepirineo oscense, una ruta de ida y vuelta por el entorno geológico que rodea a Villalangua: saliendo de esta pequeña población, iremos hacia el collado de La Osqueta por la Foz de Salinas, siguiendo el PR-HU 97.

Foz de Salinas.

Mi hija Almudena nos acompaña en esta ocasión a mi hermana y a mi. Creía que no le iba a apetecer pues, el miércoles pateamos la ciudad viendo procesiones, el Jueves Santo fuimos nosotros quienes salimos en procesión con nuestra Cofradía durante varias horas, el viernes nos fuimos con la bicicleta... vamos, que estaba casi convencido que no iba a querer venir de excursión por el cansancio acumulado, pero me dijo que sí, que le apetecía mucho. 

Sobre las 10:30 llegamos a Villalangua, y nos tomamos el cafecito de rigor con bizcocho casero en la preciosa posada del pueblo.




Desde la terraza podíamos divisar el collado de La Osqueta, nuestra meta de hoy. Le llaman también "la uve doble", por la semejanza de esta letra con el cortado en la roca.

La W en el centro del círculo.

Comenzamos a caminar. Nos esperaban unos cuantos kilómetros, con 565 metros de desnivel positivo y 45 de negativo.

Junto a la iglesia del pueblo, tomamos la calle que nos lleva hacia el río Asabón, y tras cruzarlo, continuamos por una senda rodeada de vegetación que rápidamente se convierte en pista rodada.

Un kilómetro después, la ruta llega a un desvío. Giraremos a la izquierda.



Continuamos caminando por un sendero delimitado por muros de piedra que nos recuerdan que, antiguamente, este tramo era zona agrícola.



Poco a poco, tras cruzar el barranco de Salinas, el PR-HU 97 se aproxima a la vertical muralla rocosa de la Foz de Salinas.




Un poco más arriba, aparece un cruce del sendero señalizado, donde el recorrido toma dirección a Salinas Viejo y Agüero. 



Los paisajes ya empiezan a ser impresionantes...




Acompañados por el vuelo de buitres, continuamos caminando siempre en constante ascenso por este increíble tramo geológico, y llegamos a un bonito puente medieval junto a una cascada.




A los pocos metros de abandonar este idílico lugar, termina la Foz de Salinas y sus gigantescas paredes verticales, dando paso a un pequeño valle donde se encuentran las ruinas del pueblo viejo de Salinas.



Salinas Viejo de Jaca, es un asentamiento del siglo XII. Está ubicado en este difícil entorno debido a la existencia de una explotación de sal. La sal provenía de un pozo de agua salada, que desde hace más de mil años abastecía al Monasterio de Ruesta. 

La sal llegó a tener en la antigüedad tan alto valor, que llegó a utilizarse como moneda de cambio. De hecho, la palabra "salario" proviene del antiguo imperio romano, donde muchas veces se hacían pagos a los soldados con sal, dado que una de las pocas maneras que se tenía de conservar la carne, era poniéndola en salazón. 

La iglesia parroquial de Santa María Magdalena, es el edificio mejor conservado de esta antigua población. Data del siglo XVI, de estilo gótico aragonés, y  cuenta con una nave y ábside poligonal cubiertos con bóveda de crucería. Vale la pena asomarse a su interior, pero con cuidado...







El pueblo sufrió en 1950 un corrimiento de tierra, lo cual provocó el traslado de la población a un nuevo asentamiento al que se denominó Salinas Nuevo de Jaca, situado junto a la carretera.

Tras un breve descanso, continuamos la marcha siguiendo las marcas de la PR.



Rodeados de pinos y bog, seguimos ascendiendo y empezamos a disfrutar de magníficas vistas de la Peña Oroel y los nevados picos del Pirineo.



Unos 40 minutos después de dejar Salinas Viejo, llegamos al collado de La Osqueta y final de nuestra ruta.

Este lugar es precioso: un largo pasillo de roca con impresionantes panorámicas a las dos vertientes.






En este bonito lugar aprovechamos a descansar un buen rato y a comer. También nos entretuvimos buscando fósiles incrustados en las rocas.




Y aquí acabó la excursión. Regresamos a Villalangua por el mismo camino por el que vinimos. Quizás otro día y con dos coches, continuemos hasta Agüero...