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jueves, 13 de diciembre de 2018

DÍA INTERNACIONAL DE LAS MONTAÑAS


El pasado jueves 11 de diciembre, se celebró el Día Internacional de las Montañas, un evento patrocinado por la ONU. Este año el protagonista es la agricultura de montaña. 




Pero, ¿para qué sirven los días internacionales? La respuesta nos la da el órgano más representativo de la ONU, la Asamblea General, en muchas de las resoluciones en las que designa tal o cual fecha como Día Internacional.
Sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes.
En sus resoluciones, la Asamblea General también suele hacer una descripción de la situación que le mueve a proclamar Día Internacional una determinada fecha.

El 20 de diciembre de 2002 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 57/245 «decide declarar el 11 de diciembre Día Internacional de las Montañas, a partir del 11 de diciembre de 2003, y alienta a la comunidad internacional a que organice actos a todos los niveles ese día para resaltar la importancia del desarrollo sostenible de las montañas».

Casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población del planeta depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía renovable. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente devastadoras y de largo alcance, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.
Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas —entre los más hambrientos y pobres del mundo— se enfrentan a más dificultades para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.
El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que en los países en desarrollo uno de cada tres habitantes de las montañas sufre inseguridad alimentaria. Como consecuencia, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado;sin embargo, cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. Esta emigración también da lugar a una pérdida inestimable de servicios que obtenemos del ecosistema y de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.






En nuestro país, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada  aprovechó la conmemoración para premiar a los refugios de montaña que más esfuerzos han hecho por adaptarse a las nuevas demandas de gestión ambiental.

¡Feliz Día de las Montañas!









viernes, 3 de octubre de 2014

¡BUEN CAMINO!



"Buen camino". Las dos únicas palabras que sabían pronunciar perfectamente en castellano las decenas de extranjeros con los que me crucé y compartí estos días en el Camino de Santiago. Eso sí, siempre pronunciadas con una sonrisa. 

Y es que me decidí a volver a mis orígenes de senderista retomando este milenario trazado que recorre la península. Hacía años que no lo hacía, pero lo necesitaba. Necesitaba evadirme unos días del mundanal ruido y poder aclarar la cabeza. No hay mejor lugar para pensar, conocer a gente, practicar idiomas, enriquecerse culturalmente, y como no, hacer deporte que el Camino de Santiago. Y cada día durmiendo en un sitio. ¿Qué más se puede pedir?






Italianos, franceses, alemanes, canadienses, brasileños, coreanos, japoneses... pero también españoles. Muchos y de toda la geografía nacional. Y muy majos. Mientras escribo en este blog, ellos continúan caminando hacia Compostela, y sigo sus pasos a través de WhatsApp y el Facebook, porque se les echa de menos. Han sido muchas jornadas conviviendo casi las 24 horas del día, y eso hace que cojas cariño.

En Burgos retorné a Zaragoza. Con la cabeza un poco más clara, pero con morriña de los que dejaba atrás. Se había terminado mi tiempo. 

A lo largo de los años he acumulado un Camino completo y varios centenares de kilómetros de diferentes tramos. Y se que volveré. Para mí, el objetivo de esta ruta no es llegar a los pies de la tumba del Apóstol, ni tocar el mar en el antiguo fin del mundo, Finisterre (finis terrae), sino el Camino en si.


Día de niebla.

Cenando en Burgos con Cleo, Manolo, Patricia y Alberto.


Desde aquí os recomiendo esta ruta. Y si puede ser, caminando mejor que en bici. Se saborea y disfruta más. Haced la prueba: recortad vuestra cara de una foto, y colocadla sobre esta imagen. ¿Os queda bien ser peregrin@?




¡Buen camino, amig@s!










jueves, 24 de abril de 2014

FUNDACIÓN IÑAKI OCHOA DE OLZA - SOS HIMALAYA


Acabo de volver a ver Pura Vida, the ridge: en la cara sur del Annapurna, a 7.400 metros, Iñaki Ochoa de Olza se está muriendo. Su compañero de cordada da la alarma. Y, desde el otro lado del mundo, el mayor intento de rescate en la historia de la cordillera del Himalaya se pone en marcha: Entre el 19 y 23 de mayo de 2008 en el Himalaya una suma de hechos y de voluntades forjaron una historia sin precedentes, ejemplo de la valía personal de un grupo de alpinistas de diez nacionalidades diferentes que no dudaron ni un instante en jugarse la vida por un amigo. Prescindiendo de cualquier razonamiento, se lanzaron sobre los lomos de la montaña de 8.091 metros, elevando el valor de la amistad hasta su máxima expresión al intentar sacar a Iñaki de aquella tienda en las peores condiciones que la montaña les podía ofrecer. A su vez, desde Pamplona, su familia y amigos más íntimos vivieron igualmente las horas más intensas coordinando las labores de rescate minuto a minuto y maniobrando al más alto nivel que les fue posible, empujando también desde casa. Conectados con el campo base del Annapurna, Nancy Morin, la novia de Iñaki, informaba a Pamplona de todos los detalles del operativo de rescate. Había que sacar a Iñaki vivo de aquella montaña... pero no fue posible.

Parte del equipo de rescate, de vuelta en Pokhara. De izquierda a derecha: Horia Colibasanu, Mihnea Radulescu, Simon Anthamatten, Ueli Steck, Alex Gavan, Don Bowie, Nancy Morin, Sergey Bogomolov, Denis Urubko (agachado), Valery Gubanov, Alexey Bolotov y Robert Szymczak.

Movilizar a semejante equipo al grito de "Iñaki está en peligro" no es fácil. Detrás del nombre del alpinista, hay una persona con carisma, honesta, sincera y solidaria. Una persona muy querida por aquellos que tuvieron la suerte de conocerle.

Iñaki Ochoa de Olza Seguin, nació en Pamplona el 29 de mayo de 1967. Protagonizó multitud de expediciones al Himalaya escalando 12 de las 14 montañas más altas del mundo a lo largo de dichas expediciones, y se convirtió en uno de los mejores alpinistas de su tiempo, comprometido con la montaña, riguroso en su estilo y tan sólido en su manera de escalar como su propia filosofía acerca de cómo abordar los ochomiles. 

Iñaki Ochoa de Olza

Iñaki deseaba devolver a los niños más pobres, huérfanos y necesitados de los países con montes de más de 8.000 metros, parte de lo que él había recibido. De esta manera, empezó a recaudar fondos con tres objetivos: construir un orfanato en Katmandú, un hospital infantil en el norte de Pakistán y una escuela en Dharamsala (India), sede de buena parte del exilio tibetano. Así lo manifestó tanto por escrito como en conferencias y entrevistas desde al menos el año 2006, un par de años antes de morir.

Su fallecimiento interrumpió este proyecto. Pero su familia y amigos, con la puesta en marcha de la Fundación Iñaki Ochoa de Olza - SOS Himalaya, ha tomado el relevo y el reinicio de este sueño.



La Fundación, está ayudando a cientos de niños a alejarse de la miseria y a construir su propio futuro gracias a la edificación de escuelas en regiones remotas, a los pies de esas montañas que atraparon la imaginación de Iñaki. 



Hasta el momento y desde 2008, todos los ingresos de SOS Himalaya proceden de donaciones privadas, venta de camisetas, beneficios por los libros o charlas y conferencias. No reciben subvenciones públicas.


La Fundación necesita más que nunca apoyo y colaboración de todas las personas anónimas que buscan hacer de este mundo un sitio mejor para todos. Con su próximo proyecto pretenden construir un orfanato en Katmandú, capital de Nepal, para cubrir las necesidades de tantos niños que viven en sus calles, aquejados de falta de medios, educación y un tradicional sistema social que impide que se asomen a un destino más allá de la supervivencia. Para ello solicitan ayuda para encontrar financiación, algo en lo que todos podemos colaborar siguiendo la información de su página web.


Descansa en paz, Iñaki. Tu memoria y tus proyectos siguen vivos...














miércoles, 5 de marzo de 2014

AÑO NUEVO TIBETANO


El pasado domingo día 3, charlando con la camarera de un bar en Graus, me enteré por casualidad que a pocos kilómetros de allí, se iba a celebrar el Año Nuevo Tibetano. 



La comunidad montañera está muy ligada esta religión. Conozco varios refugios y albergues de montaña, que utilizan las multicolores banderas de oración budistas como decoración, probablemente sin saber qué significan.

Todos hemos visto en documentales a los alpinistas occidentales acompañando a los sherpas en la ceremonia de la Puya antes de acometer un 8.000: el lama recita unos cánticos sagrados y se hace una ofrenda de tsampa y alimentos a los espíritus de las montañas, finalizando con un lanzamiento de harina y de arroz al viento y la colocación de las banderas de oración orientadas a los puntos cardinales. 

Hay algunos como Jesús Calleja, que llegan a ser hasta cansinos con el tema de esta religión, parece que quieran "convertir" al expectador (recuerdo un programa de Desafío en el Himalaya en el que obligaban a los concursantes a aprenderse los dogmas del budismo como prueba eliminatoria...), y más curioso es, que siendo patrocinado por Castilla y León no haya mencionado jamás, entre cecina y chorizo, las magníficas catedrales católicas de su tierra como la de León, Burgos o Salamanca, alguna de ellas Patrimonio de la Humanidad...





El caso es que en a penas 10 km de donde me encontraba, la comunidad budista de Panillo iba a celebrar el Año Nuevo Tibetano 2.141, el año del Caballo de Madera. Y allí que me fui con mucha curiosidad, pero también con respeto.


En apenas unos minutos, llegué al monasterio. Lo primero que me encontré es la Estupa ("chöten" en tibetano). Se trata de la construcción sagrada más representativa de la tradición budista, y simboliza la mente despierta e iluminada.


Estupa.


Circumbalando la Estupa, se encuentran decenas de molinillos de oración, y me puse a girarlos como había visto en los documentales. Contienen en su interior miles de mantras que simbolizan el sonido del amor y la compasión. Mientras se camina hay que girar los molinillos hacia la derecha, en sentido de las agujas del reloj, mientras se recita "OM MaNi PadMé Hung" o cualquier otra plegaria de buenos deseos.


Molinillos de oración.

Esta comunidad, bautizada con el nombre Dag Shang Kagyu, fue fundada en 1984 por el lama Kyabje Kalu Rinpoche en una pequeña parcela adquirida junto al núcleo pirenaico de Panillo, que posteriormente fue ampliada a través de la donación de una finca anexa más extensa. Desde entonces, este monasterio tibetano, ha llevado una vida destinada a la meditación, a la enseñanza y al retiro espiritual. 




Los lamas han conseguido a lo largo de los años una completa integración con los vecinos de las distintas poblaciones de la zona, proceso que no se ha visto afectado por una forma de vida basada en la meditación y el contacto con la naturaleza. 




El periodo del Año Nuevo Tibetano se considera un momento importante en la vida de los Budistas. Tras los primeros días de la luna creciente del mes de Febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para nosotros, nuestros allegados, la comunidad Budista y para todos los seres en general.




En el día de luna nueva, que señala el final del año, se lleva a cabo la gran plegaria Shangpa Kagyü que concentra toda la transmisión del linaje para poder obtener un pronto renacimiento en Deuachen. El día de Año Nuevo Tibetano se practica el ritual de Guru Rinpoche, o el de Milarepa, la ofrenda Tsok KönChok ChiDü, y la ceremonia de ofrenda de humo blanco que todo lo purifica (Ri UoSang Chö).

Estas ofrendas tienen como objeto que durante el nuevo año reine la paz, terminen las guerras, las enfermedades y que sea completamente positivo y auspicioso para todos los seres.


Encendiendo la hoguera para la ofrenda de humo.

Mientras todo el mundo estaba en el exterior realizando las ofrendas, entré en el monasterio a fotografiarlo, aprovechando que estaba vacío. Me descalcé a la entrada tal y como exigía el cartel que había junto a la puerta.
















viernes, 17 de enero de 2014

HISTORIAS DE DIEQUITO


Me parece admirable como hay gente que, esquivando a esta terrible crisis económica que nos acecha desde hace años, se lo monta de tal manera que consigue realizar sus sueños. Este es el caso de Diego Celmaaprovechando sus aptitudes profesionales y unas becas, pudo acceder a montañas que para muchos alpinistas nunca pasarán del cuaderno de futuros proyectos. 

Hacía tiempo que había oído  hablar de él por Santi, un amigo común, y seguí de cerca sus correrías por el mundo a través de su blog. No hace mucho que tuve la suerte de conocerle en persona. Fue poco antes de empezar su conferencia "Aventura en India y Nepal". Y digo tuve suerte, porque la sala se llenó de gente y tuvieron que colgar el cartel de aforo completo.


Diego durante una de sus conferencias junto al 14 ochomilista Carlos Pauner


Este maellano, es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. A “Diequito” (así es como le llaman sus amigos y conocidos), su pasión por el montañismo no le viene de muy lejos y está enteramente relacionada con una beca que le concedieron en 2.010, que le permitió trabajar en el departamento de prensa de la embajada de España en Ecuador.

Quito sería su hogar durante 4 meses y, aprovechando la estancia, se curtió con algunos de los picos más importantes de los Andes ecuatorianos. Diego se propuso un reto, coronar el Cotopaxi, y lo plasmó de forma paulatina, llevándolo un poco más lejos cada vez. Ruco Pichincha (de 4.696 metros) fue la primera gran montaña a la que se acercó, seguido del Sincholagua (4.919) y del Cerro Corazón (4.790). La casualidad no existe y en una de esas rutas entabló contacto con el grupo de Andinismo ‘Nuevos Horizontes’, donde ha hecho amigos para toda la vida.

Con dicha asociación seguiría progresando, y aprendió lo que es pasar una noche en la montaña antes de coronar Ilinizas Norte (5.126). Llegó el turno por fin para la expedición al Cotopaxi (5.897), un volcán en calma que no suele permitir su ascensión en su primera visita, pero Diequito lo consiguió conociendo por primera vez lo que es ponerse al límite de sus fuerzas. Los nervios y la altitud le habían jugado una mala pasada y no le habían permitido dormir aquella tarde, aunque finalmente, a las 8 de la mañana del 27 de junio de 2011 colocaba la bandera de Maella (su pueblo natal) en la cima del techo volcánico del mundo.

Su siguiente reto fue el Chimborazo (6.310), que para él tiene un valor muy especial por convertirse en su primer fracaso (se quedó a 200 metros), pero también por ser la primera vez que superó la cota de los 6.000. Diego tiene muy claro que algún día volverá a Ecuador para coronar ese pico que se quedó en el tintero...


En la cima del Cotopaxi con el escudo de Maella


Otra beca para la embajada de España en India en 2.012, dio a Diego la oportunidad de ir al Himalaya.

Desde Nueva Delhi organizó una expedición para subir el Tharpu Chuli (5.663), en Nepal, pero nuevamente no pudo ser. Alcanzada la cota de 4.500 metros, los desprendimientos de roca hacían inviable la subida sin poner en riesgo su vida, así que se volvió con ese mal sabor de boca, pero con la satisfacción de haber estado en el famoso campo base del Annapurna, donde los más grandes del alpinismo han pasado noche alguna vez.


En el Himalaya


Los siguientes meses viviría en La India y la recorrería tanto como le fuera posible. Viajó a Tailandia y regresó a la cordillera del Himalaya, aunque esta vez en bicicleta. 

500 kilómetros en 10 días desde Nueva Delhi hasta las faldas del sagrado pico Nanda Devi. Conseguiría la hazaña a pesar de que su intolerancia al gluten despertaría sobre el sillín...

500 km en bici por La India


Diego escribe mensualmente en la sección El Viajero de El País y sigue actualizando su blog Historias de DieQuito, donde están recogidas sus aventuras en más de 400 artículos repletos de fotografías y un sinfín de vivencias.

Esperamos leer nuevas cimas conseguidas, y por qué no, compartirlas con él (¿¿¿me llevas al Toubkal, Diego???).









viernes, 13 de diciembre de 2013

GRUPOS DE RESCATE ESPECIAL E INTERVENCIÓN EN MONTAÑA



El crecimiento de los siniestros en montaña de los últimos años, (muchos de estos casos son accidentes en pistas de esquí), ha dado lugar a que diversas Comunidades Autónomas se hayan planteado el cobro de las salidas de helicóptero, la intervención de equipos de socorro o la asistencia médica.

Desde el año 2009, fecha que podemos definir como el inicio de toda esta problemática, son muchas las Comunidades Autónomas que se han pronunciado al respecto del cobro de rescates. Unas dejaron claro en su momento que no cobrarían de ningún modo (caso de Aragón), otras lo estudiaban en el 2009 y lo han aplicado en la actualidad (País Vasco, Navarra, Canarias y Madrid), otras lo plantearon pero no lo han llevado a cabo (Asturias o Valencia) y otras como Cataluña llevan años con el sistema establecido, siendo la pionera en estas lides, pero sin poder determinar claramente una norma de separación entre lo que es cobrable y lo que es gratuito, es decir, entre lo que es negligencia y lo que no lo es...

Pero ajenos a estas polémicas, la coordinación y ejecución de las labores de rescate y salvamento en montaña, continúan realizándose por el colectivo que más experiencia y profesionalidad tienen demostrada en España: Los Grupos de Rescate Especial e Intervención en Montaña (GREIM). Desde este blog, queremos rendir un homenaje a este equipo de magníficos profesionales, que exponen diariamente sus vidas por salvar otras.



El aumento de las actividades al aire libre durante la década de 1960 trajo consigo la nueva necesidad de rescatar a personas accidentadas o extraviadas en áreas de montaña.

Antes de la existencia de los Grupos de Esquiadores-Escaladores de la Guardia Civil, los rescates eran realizados por voluntarios civiles quienes dando muestras de auténtico valor y arrojo abandonaban sus trabajos y se trasladaban largas distancias por sus propios medios para solventar los rescates que iban surgiendo. Las largas distancias a recorrer y los medios de transporte y carreteras de aquella época hacían que la llegada de los socorristas voluntarios se demorara más de los normal con el consiguiente perjuicio de los accidentados. Fue la Federación Española de Montañismo bajo la presidencia de Félix Méndez, así como los propios montañeros franceses, quienes deseaban que en la vertiente española de Pirineos existieran grupos de rescate a imagen y semejanza de los de la Gendarmería Francesa, por lo que ambos impulsaron la fundación en 1967 de las Unidades de Esquiadores-Escaladores, encargadas tanto del rescate en Montaña como de la vigilancia de los pasos fronterizos en los Pirineos.

En 1981 se reorganiza el Servicio creándose los actuales Grupos de Rescate Especial e Intervención en Montaña.

A lo largo de los años, el Servicio de Montaña se ha ido adaptando a las nuevas necesidades. En la década de los 80 comenzó en algunas zonas del Pirineo una intensa actividad de barranquismo que requirió la correspondiente evolución de los especialistas de montaña. A principios de la década de 1990 su actividad se extendió a cavidades subterráneas y al espeleosocorro. Estos guardias civiles también se especializaron en el rescate en medio acuático. 

Debido a la dificultad orográfica de las zonas de actuación, las acciones de rescate se realizan frecuentemente en colaboración con el Servicio Aéreo de la Guardia Civil.



La Dirección General de la Guardia Civil, en su normativa interna asigna los siguientes cometidos al Servicio de Montaña:

·    Prestar auxilio a las personas accidentadas, perdidas o aisladas en zonas de montaña o lugares de difícil acceso.
·    Velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y medio ambiente en zonas de alta montaña.
·    Garantizar la seguridad y el cumplimiento de la legislación vigente en dichas zonas de actuación.
·   Realizar servicios de vigilancia y de prevención y mantenimiento del orden público en pistas de esquí, así como en competiciones deportivas de montaña.


Para la formación de los Guardias Civiles Especialistas en Montaña, el Cuerpo cuenta con una escuela con la denominación de CAEM (Centro de Adiestramientos Específicos de Montaña), situada en Candanchú (Huesca), bajo la dirección de un Comandante de la Guardia Civil y donde tras un período de formación de 10 meses se pasa a formar parte de los GREIM. 

Durante dicho período de formación los miembros de la Benemérita que previamente han superado una serie de pruebas físicas reciben clases y realizan prácticas de vida y movimiento en montaña, espeleología, espeleosocorro, rescate en pared, topografía, esquí de pista y montaña, escalada en alta montaña en roca y hielo y deportiva en roca, así como técnicas de primeros auxilios. Actualmente la formación impartida por la Escuela de Montaña de la Guardia Civil es la única homologada en España por la CISA (Comisión Internacional de Socorros Alpinos) para la realización de rescate en montaña con título oficial.

Desde 1.981 hasta el 31 de diciembre de 2011 han realizado un total de 14.970 rescates en montaña, cavidades subterráneas y lugares de difícil acceso.





lunes, 19 de agosto de 2013

RABADÁ Y NAVARRO: 50 AÑOS DE LA TRAGEDIA DEL EIGER


Alberto Rabadá (Zaragoza, 1933) y Ernesto Navarro (Fuencalderas, Huesca, 1934), fueron dos pioneros de la escalada aragonesa y española. Miembros del club Montañeros de Aragón, conformaron en la segunda mitad del siglo XX una de las cordadas míticas del alpinismo. 

Su trayectoria fue corta, apenas 4 años, pero intensa, y medio siglo después sigue asombrando por su vanguardia, estética, ética y lógica. Adelantados a su tiempo por su concepción de la escalada, abrieron numerosas vías en los Mallos de Riglos y el Pirineo, así como la cara oeste del Naranjo de Bulnes, posiblemente su mayor hito del que hicimos eco en este blog cuando se cumplió medio siglo el pasado verano.






En los Alpes, la cara norte del Eiger era la pared maldita, rodeada de leyendas de los que allí habían perecido. Los dos kilómetros de altura de la Pared de la Muerte, eran el gran reto de la escalada alpina y varios equipos españoles se afanaban en ser los primeros en conquistarla. Rabadá y Navarro, viajaron en agosto de 1963 a los Alpes para intentar conseguir la primera escalada española de la historia a esta gran pared.



Eiger


El Eiger es una montaña de 3970 m. de altura de los Alpes berneses de Suiza, que forma parte del conjunto Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.

La espectacular Nordwand ("cara norte" en alemán) es una pared vertical de más de 1500 m. de altura y 1800 m. desde el valle de Grindelwald (cantón suizo de Berna). También se la llama Eigernordwand ("pared norte del Eiger"). Más precisamente es la cara noroeste, entre la arista oeste y la Mittellegi; por ser cóncava y por su orientación, es umbría y fría. En la parte superior hay una sección denominada la "Araña", un nevero en forma de estrella del que parte una serie de gritas heladas que recuerda a las patas de una araña. Ese nombre lo usó uno de los primeros escaladores de la cara norte, Heinrich Harrer, como título además de su libro sobre la escalada de la cara norte del Eiger, Die Weisse Spinne ("La araña blanca").

Es una de las seis grandes caras norte de los Alpes. Desde el año 1935, al menos 66 escaladores han muerto mientras intentaban subir por la cara norte, lo que le ha valido el apodo alemán de Mordwand, literalmente "Pared asesina", un juego de palabras sobre el nombre en alemán Nordwand. Actualmente sigue considerándose un formidable desafío, debido más a la creciente caída de rocas y los cada vez menores neveros que por sus dificultades técnicas, que no son de las mayores dentro del alpinismo moderno. A menudo en verano no se puede subir debido a la caída de rocas; cada vez más, los escaladores están eligiendo subirla en el invierno, cuando la desmenuzada pared está fortalecida por el hielo. Las rocas que se descomponen y caen con el calor son uno de los principales peligros de esta cara, ya que es una montaña que se disgrega o se desmorona.






El día 2 de agosto de 1963, Luis Alcalde, Rabadá y Navarro llegaban a Grindewald. Alcalde, amigo de la cordada, no tenía previsto participar en la escalada de la “pared asesina”. Todos eran conscientes que desde su apertura en 1936, eran numerosos los alpinistas que habían perdido la vida en ella con una estadística preocupante: una de cada tres cordadas que lo habían intentado, habían fallecido.


Pronto se pusieron en marcha, y el 3 de agosto superaban 1.000m de pared, a través de una nueva ruta directa. El tiempo cambia y se ven obligados a abandonar por uno de los respiraderos del túnel del Jungfrau, que cruza la pared por su interior.



El 8 de agosto comienzan el segundo intento, y una vez más un cambio meteorológico les obliga a regresar a través del túnel. Era su última oportunidad, tenían que regresar a casa. Pero el sol apareció, y a última hora decidieron darse un último intento. 



El día 11 de madrugada comenzaban a escalar, de forma rápida, hasta el segundo nevero, en donde una gran tormenta les pilló en el vivac. Decidieron aguantar allí durante todo el día 12 en espera de una mejora, que llegó a la mañana siguiente. El día 13 su progresión era lenta, cansados por el esfuerzo y la espera en medio de la tormenta durante un día y una noche. 


La noche del 13 al 14 no fue mejor, con agua y temperaturas gélidas. Con sus menguadas fuerzas intentaban salir de la pared, pero a 300m de su cumbre, en la zona conocida como la Araña, éstas les abandonaron, tras haber pasado una noche más sentados en una repisa.


El día 15 se preparó un grupo de rescate. En ese momento no se les tenía a vista, debido a las condiciones, con temperaturas que en altura alcanzaron los -20ºC.

La siguiente vez que Luis Alcalde pudo localizarles, el día 16 de agosto por la mañana, descubrió sus cuerpos inertes colgados de la pared, en el helero de la araña. Un avión intentó despertarles, pero no pudo: habían fallecido. Sus cuerpos fueron recuperados posteriormente durante el primer descenso de la pared, en diciembre de ese mismo año.



Placa que Montañeros de Aragón colocó en su memoria en Riglos

A fecha de hoy, el legado de estos dos alpinistas sigue vivo y de plena actualidad. Solucionaron algunos de los principales problemas de la escalada española y sus vías, que siguen siendo un reto indispensable para cualquier escalador que se precie. Las “Rabadá-Navarro” que se distribuyen por la geografía peninsular continúan atrayendo, por su plena vigencia y atemporal belleza, a todos aquellos que buscan la magia clásica en las paredes.


La comunidad montañera se reunirá en Mezalocha los días 19 y 20 de octubre para recordar la cordada aragonesa y homenajearla con varias actividades. Más información e inscripciones en: homenajearabadaynavarro.blogspot.com.











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miércoles, 15 de mayo de 2013

MALLORY E IRVINE: ¿PRIMERA ASCENSION AL EVEREST?


Este mes se celebra el 60 aniversario de la conquista del Everest: el 12 de abril de 1953, la expedición británica dirigida por John Hunt establece el campamento base en la falda de la montaña más alta del mundo. Después de 48 días, a las 11:30 de la mañana del 29 de mayo, el alpinista neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay alcanzan la cumbre.

¿Pero realmente fue la primera vez que el hombre pisó esta cima?


El día 8 de junio de 1924, Mallory e Irvine salieron del campamento 6 hacia la cumbre del Everest. Desde su el collado norte, Noel Odell seguía la progresión de los dos hombres con un telescopio. Suyo es el último testimonio:
Toda la arista somital y la cumbre del Everest se hallaban despejadas. Mis ojos quedaron fijos en el pequeño punto negro que se recortaba en una cresta de nieve situada debajo de un resalte rocoso de la arista; el punto negro se movió. Entonces apareció otro punto negro que se desplazó por la nieve hasta reunirse en la cresta con el primero. Éste se aproximó entonces al gran escalón rocoso y al poco apareció en lo alto; el segundo le imitó. Entonces toda aquella fascinante visión se desvaneció, una vez más, envuelta en nubes”.
En los días siguientes Odell los buscó desesperadamente. Subió en dos ocasiones hasta el C-6, pero no estaban allí. Él estaba seguro de haberlos visto superar el segundo escalón. Dos días después se les dio oficialmente por muertos.

Irvine y Mallory
En los inicios del siglo XX sucesivas expediciones británicas habían fracasado en sus intentos de alcanzar ambos polos geográficos. Alcanzar el denominado "tercer polo", la cima del Everest, se convirtió en una cuestión de orgullo nacional.
 
Monte Everest

El Everest, es la montaña más alta del mundo con una altura de 8.848 metros. Se encuentra en la frontera entre Tíbet, al norte, y Nepal, al sur. Ambos países mantenían sus fronteras cerradas a los extranjeros hasta que en 1920 Tíbet abrió las suyas por primera vez desde 1850, al relajarse la situación internacional, especialmente con respecto a China. Tíbet está situado en Asia Central, una región sobre la que el Reino Unido y Rusia ansiaban extender su influencia desde principios del siglo XIX, dando lugar a una rivalidad denominada por los británicos "el Gran Juego". Tras el anuncio de la apertura de fronteras por Tíbet, desde el Reino Unido se organizó sin dilación la primera de sus expediciones, que requerían complejas negociaciones por parte de la administración británica de la India ante el gobierno tibetano.

A principios de los años 20, el Reino Unido contaba entonces con los mejores montañeros del mundo pero Mallory destacaba, según su amigo el coronel Norton, “por ser ligero, ágil y activo, dotado de un paso excepcional ascendiendo y descendiendo y con insuperables equilibrio y habilidad en roca, nieve y hielo”, y por eso fue seleccionado para liderar las expediciones que, desde 1921, pretendieron asaltar por fin la cumbre del Everest.

Mallory


George Herbert Leigh Mallory nació en Mobberley, Inglaterra, en 1886.  Fue introducido en la escalada por su profesor Graham Irving, y por su amigo (diez años mayor) el escalador Geoffrey Winthrop Young. A lo largo de su vida realizó ascensiones por toda Gran Bretaña y los Alpes, para acabar dirigiendo su atención al entonces desconocido Himalaya.

Durante la Primera Guerra Mundial, Mallory participa en combate como fusilero de la Royal Garrison Artillery pero en cuanto acaba el conflicto retoma su afición por el alpinismo y logra, en 1920, llegar a la cima del Mont Blanc.

En 1921, forma parte de la “Primera Expedición Británica” al Himalaya. Durante esta primera incursión en la cordillera asiática, Mallory y los suyos solo inspeccionan la zona y ni siquiera intentan un asalto al Everest pero descubren el “Paso del Noroeste”, fundamental para evitar el glaciar de Rongbuk y poder afrontar el ascenso en el futuro.

En 1922 se intenta por fin el ascenso pero, a pesar de superar por primera vez la barrera de los 8000m de altura , un alud sorprende a la expedición que debe retirarse. En el accidente mueren varios Sherpas, y Mallory, conmocionado, se retira.

En 1923, los problemas financieros de la organización impidieron organizar una tercera expedición. En efecto, el Mount Everest Committee había perdido 700 libras (una gran cantidad de dinero para la época) en la quiebra del Simla Bank, así que la siguiente expedición tuvo que posponerse. Durante este año Mallory estuvo  de gira por Estados Unidos promoviendo la siguiente expedición. Allí, lejos del ambiente de Inglaterra, donde el Everest se había convertido en una cuestión nacional, Mallory se encontró con una opinión general que no comprendía la finalidad de una ascensión a la montaña más alta del mundo. Ante la pregunta de por qué escalarla, él se limitó a contestar: "Porque está ahí".


Expedición de 1924


Por fin en 1924 una nueva expedición británica llegó al Himalaya. Su comandante era una vez más Charles Bruce, que no tardó en enfermar, por lo que la responsabilidad de tomar decisiones recayó en los escaladores de la expedición: Somervell, Norton y Mallory. Uno de los nuevos miembros de la expedición era un joven estudiante de ingeniería: Andrew Irvine, de 22 años. Irvine conocía a la perfección el funcionamiento de los aparatos de oxígeno y, si bien carecía de falta de experiencia en alta montaña, había demostrado un comportamiento ejemplar en una expedición a las islas Spitsbergen.


Antes de que ninguna cordada hiciera un primer intento, un temporal sorprendió a cuatro sherpas que estaban realizando tareas de abastecimiento en altura. Tras cuatro días atrapados, y aun cuando el tiempo no mejoraba, Norton, Somervell y Mallory ascendieron para rescatar a los sherpas.
La experiencia agotó a los tres hombres, pero al poco se decidió hacer dos intentos de atacar la cumbre. Somervell y Norton, sin botellas de oxígeno, lo intentarían primero por el Gran Corredor (que en adelante sería conocido como Corredor Norton). Mallory e Irvine lo intentarían después con botellas, tomando la ruta de la arista norte hasta conectar con la arista noreste.
De acuerdo a los planes, la primera cordada partió después de unos días de descanso. Norton y Somervell ascendieron sin oxígeno hasta los 8570 metros. Pero Norton arrastraba una dolencia de garganta que lo agotaba y hubieron de dar media vuelta.

Era el turno de la segunda cordada. Mallory, que ya tenía 38 años, sabía que esta era su última oportunidad de escalar el techo del mundo. Así lo revelan sus últimas anotaciones: "La suerte está echada. De nuevo por última vez avanzamos por el glaciar de Rongbuk en pos de la victoria o de la derrota final".

El día 7 de junio Mallory e Irvine, acompañados por algunos porteadores, partieron hacia la cumbre por la arista noreste (llamada la "cuchilla"). Otros dos escaladores de la expedición, Noel Odell y Hazzard, permanecerían en un campamento en el collado norte como apoyo a la cordada de Mallory. Tras la primera jornada de marcha, el grupo alcanzó los 8.160 metros, donde instalaron el último campamento, el C-6. Después, los porteadores descendieron. Al día siguiente Mallory e Irvine partieron hacia la cumbre... y nunca regresaron.


Probablemente la última foto realizada a Mallory e Irvine
¿Fallecieron antes o después de alcanzar la cumbre?
Gran parte de las especulaciones sobre si Irvine y Mallory alcanzaron o no la cumbre se centran en la posición en que se encontraban cuando fueron vistos por Odell. Este anotó en su diario que vio a Mallory e Irvine justo bajo la arista nordeste cuando alcanzaban la base del segundo escalón y que vio como lo superaban (en unos 5 minutos). Tras ello les vio supuestamente "acercándose a la base de la pirámide final" El primer parte de expedición que redactó describía su posición de similar forma: "en un prominente escalón rocoso a muy poca distancia de la base de la pirámide final".

Harris y Wager, participantes en una expedición británica de 1.933, encontraron el piolet de Irvine a unos 230 metros hacia el este del Primer Escalón y unos 20 metros bajo la arista. Es una zona poco peligrosa, donde es poco probable que Irvine sufriera una caída, pero que abandonara una herramienta imprescindible para la escalada es simplemente impensable.

Wang Hong, participante en el segundo ascenso de una expedición china al Everest, llevado a cabo en 1.975, dijo después haber visto "un inglés muerto" a unos 8.100 m. Esta noticia nunca fue hecha pública oficialmente, pero en 1986 se lanzó una expedición para buscar los restos de Irvine y Mallory basada en esta información. Tuvo que cancelarse prematuramente, debido al mal tiempo.

Una reciente teoría del investigador Tom Holzel, sugiere que los dos escaladores en realidad se encontraban descendiendo tras renunciar a la cima y que ascendieron una pequeña elevación para tomar fotografías de la ruta que quedaba por recorrer, muy útiles para posteriores intentos.

En 1.999 el investigador del Everest Jochen Hemmleb organizó una nueva expedición de búsqueda, liderada por Eric Simonson. Simonson había encontrado, durante su primer ascenso al Everest, en 1.991, bombonas de oxígeno muy antiguas cerca del Primer Escalón. Una de ellas fue encontrada de nuevo en 1.999 y se comprobó que fue usada por Irvine o Mallory en su intento de ascensión. Su ubicación allí podría sugerir que escalaron a una velocidad aproximada de 80 metros verticales por hora. Un ritmo muy bueno, que indicaría que los aparatos de oxígeno funcionaban correctamente.
Pero sin duda, el hallazgo más destacado de la expedición fue el cuerpo de Mallory a una altitud de 8.159 m.

El cuerpo encontrado de Mallory

El examen del cuerpo indicaba que no había sufrido una caída larga. Alrededor de su cintura era claramente visible la marca de la cuerda que le unía a Irvine durante la escalada, y que mostraba que aún estaban encordados cuando cayeron. Tenía la pierna derecha fracturada y una brecha en la frente del tamaño de una pelota de golf. La pierna izquierda se hallaba sobre la derecha, lo que se interpretó como un gesto de protección y que, por tanto, que estaba consciente después de la caída. Pero el doctor Elliot Schwamm, neurocirujano del Hospital General de Massachussets, afirmó que era imposible que siguiera consciente tras la herida de la frente. No había ningún equipo de oxígeno cerca, lo que indica que ya habían agotado (y abandonado) aquellos con los que partieron.

Como el hallazgo no resolvía la incógnita, los miembros de la expedición buscaron con ahínco la cámara de fotos que portaba Mallory. Técnicos de Kodak habían asegurado que debido al tipo de película que se usaba en aquellos años, y a la conservación a bajas temperaturas, aún sería posible revelar las fotos que se hubieran hecho en la cumbre. Sin embargo dicha búsqueda fue infructuosa. Hoy en día sigue siendo la cámara de fotos, el objeto más buscado del montañismo, pero sigue perdida en la montaña quizá junto al también desaparecido Andrew Irvine.

El mismo grupo que encontró el cuerpo de Mallory volvió a la montaña en 2.001. Ese año encontraron el campo C-6 establecido por los pioneros el día anterior a su muerte, pero no pudieron dar con el cuerpo de Irvine ni con la cámara de fotos. En 2.004 y 2.005 nuevas expediciones trataron de dar una respuesta al misterio de Mallory, pero no pudieron aportar nada nuevo.


Botas y reloj de Mallory, encontrados junto a su cuerpo.


Tras el rescate del cuerpo han surgido nuevas especulaciones que tratan de demostrar que Mallory e Irvine pudieron ser los primeros en conquistar la cima del everest. Las más importantes son dos:
  • La hija de Mallory aseguró que su padre llevaba una foto de su mujer para dejarla en la cumbre de la montaña. Como dicha foto no fue encontrada con el cuerpo, hay quien piensa que tal vez la abandonase efectivamente al hacer cima, para morir después en el descenso.

  • Mallory no llevaba puestas sus gafas de sol. Como Norton había padecido ceguera de las nieves en su anterior intento, tanto Mallory como Irvine ascendían con gafas de sol. Si no las llevaba puestas al morir, es posible que se debiera a que ya era de noche. Es poco probable que Mallory no hubiera abandonado si hubiese estado aún a 500 m de la cima al anochecer. La muerte pudo producirse pues al descender.


Sin embargo, los más escépticos alegan que es imposible que Mallory e Irvine superaran el segundo escalón, que es el paso de dificultad técnica más alto del mundo. De hecho, este obstáculo no fue superado hasta 1.953 y fue escalado en libre por primera vez por Conrad Anker, uno de los miembros de la expedición de rescate del cuerpo de Mallory, en 1.999. Anker, que ascendió por una línea fisurada, como probablemente habría hecho Mallory, calificó la vía con un nivel de dificultad 6b. Demasiado difícil para ser realizada a esa altura, con un equipo de oxígeno de 15 kg a la espalda.



Entre quienes defienden esta tesis está Reinhold Messner, el primer hombre que ascendió al Everest sin apoyo de oxígeno: 
“El segundo escalón hasta el día de hoy no había sido escalado en libre por nadie. ¿Cómo pudo Mallory haberlo logrado con sus botas de clavos y 20 kg de peso a la espalda? Por cierto, al segundo escalón los ingleses llegaron tarde, demasiado tarde. Hasta la cima desde ahí no hay dos o tres horas, sino una eternidad”.



Por su parte, Edmund Hillary, el primer hombre que, junto con Tenzing Norgay, coronó el Everest, se pregunta:  
“Si escalas una montaña por primera vez y mueres en el descenso, ¿es realmente el primer ascenso completo a la montaña? Yo personalmente me inclino a pensar que tal vez es igualmente importante el descenso. Y la escalada completa de una montaña supone llegar a la cima y volver abajo sano y salvo”.