martes, 16 de junio de 2015

SUBIDA A TRESVISO DESDE URDÓN


Tenemos dos días libres, y Pilar y Angel vienen desde Madrid a Zaragoza con la idea de recogerme y hacer alguna pateada chula por el Pirineo, peeeero, la meteo nos advierte de fuertes lluvias durante días. Como se suele decir el hombre propone y Dios dispone, así que una vez en Zaragoza buscamos alternativas. Por Picos de Europa no es que esté despejado, pero el tanto por ciento de lluvias es mucho inferior. 

Son unos cuantos kilómetros, y entre la ida y la vuelta perdemos prácticamente un día entero, pero tenemos "mono" de montaña y no nos lo pensamos dos veces. ¡Nos vamos a Picos!



En la pequeña localidad de Prío (Cantabria), cenamos y dormimos por muy buen precio. Esta sería nuestra base durante los dos días siguientes.

El primer día madrugamos, y marchamos hacia el al desfiladero de La Hermida (N-621). Unos metros antes de llegar al pueblo de La Hermida (viniendo desde Panes), encontramos la Central Eléctrica del Urdón y junto a ésta un pequeño parking donde dejamos el coche. Estamos en la frontera entre Cantabria y Asturias.

En éste punto comienza la ruta, donde veremos un cartel que la describe. Es conveniente apuntar que se trata de un parking muy pequeño de apenas una docena de plazas por lo que es aconsejable madrugar para encontrar sitio. Nosotros tuvimos suerte: llegamos los primeros.



Esta popular ruta de subida a la localidad de Tresviso desde Urdón, se trata en realidad de una magnífica obra de ingeniería. Su historia se remonta a mediados del siglo XIX cuando se construye éste camino para bajar el material extraído en las minas de cinc existentes cerca de la localidad de Tresviso. El mineral se bajaba por ésta vereda para ser cargado en barcazas y conducido hasta el mar por el río Deva, a través del desfiladero de La Hermida. Esta obra se ha conservado hasta nuestros días en perfecto estado gracias al aislamiento de la zona y así hoy podemos disfrutar de uno de los lugares más espectaculares del Parque Nacional de Picos de Europa. Remontaremos el barranco labrado por el río Urdón hasta su parte alta, donde se enclava el municipio de Tresviso en un espectacular recorrido.





A pesar de que Tresviso es una localidad cántabra, el trekking que vamos a realizar es la única manera de acceder a ella desde Cantabria. Actualmente existe una carretera, pero pertenece a Asturias. Es decir, que para ir desde Tresviso hasta la primera localidad cántabra en coche, hay que recorrer 40 km por carreteras asturianas. Curioso, ¿no?



Nos esperaban 6 km de subida salvando 825 m de desnivel, más otro tanto de bajada.

Comenzamos a caminar junto al río Urdón y a pocos metros nos encontramos con la Central Eléctrica. Inmediatamente después, cruzamos un puente para continuar por el camino con el río ahora a nuestra derecha. La vereda nos va adentrando en un barranco húmedo y con una frondosa vegetación de sauces, laureles, avellanos y alguna que otra higuera emergiendo entre la roca.



La temperatura es perfecta para caminar y disfrutamos del sendero mientras comemos fresas silvestres.

Tras éste primer tramo que discurre llano junto a las cristalinas aguas del río Urdón, cruzamos de nuevo un puente que deja ahora el río a nuestra izquierda.



Tras cruzar éste último puente comienza la parte más dura del recorrido y el camino empieza a trazar continuos zig-zags mientras vamos remontando el barranco muy cerrado en un principio, hasta que después ganamos altura y el paisaje se abre al tiempo que llegamos al Balcón de Pilatos.




El Balcón de Pilatos es un impresionante desplome sobre el barranco labrado por el río Urdón. Comenzamos a disfrutar de magníficas vistas del otro lado del barranco poblado por un tupido bosque, aunque un poco difuminada por la niebla que empieza poco a poco a envolvernos...



Tras un descanso, continuamos la marcha. El camino a partir de aquí se suaviza un poco sin dejar de subir en ningún momento.

Cuanto más ascendíamos, más espesa se hacía la niebla...



...y al poco rato, comenzó a llover.



Tras un buen rato más caminando, llegamos a una zona que se conoce como los Invernales de Prías. A la derecha del camino, adosado a la pared, hay un abrevadero donde se puede recoger agua.



A partir de aquí, la lluvia comenzó a remitir. La niebla no. Intuíamos que el pueblo no podía estar muy lejos, pero nos quedaba un último esfuerzo: remontar una loma tapizada de hierba y así llegar a un camino empedrado que, ya en llano, nos lleva atravesando prados donde pastan caballos y vacas, hasta la localidad de Tresviso.




Tresviso es uno de los municipios más pequeños de Cantabria, tanto por su pequeña extensión como por su escasa población. Su nombre proviene de la derivación cántabra tres-visu del latín trans visum, que vendría a significar "tras el collado desde el cual se empieza a ver un lugar" o bien del también latín trans abyssum, "tras el abismo".



Tras tomar algo y descansar un poco en el bar del pueblo, iniciamos el descenso hacia el punto de partida.




Seguía habiendo niebla pero no tan espesa como en la subida, lo cual nos permitió disfrutar más del paisaje.











Cuando llegamos de nuevo al parking, en éste no cabía ya ni una pequeña moto. 

Como era pronto, decidimos hacer un poco de turismo en coche y nos fuimos a Comillas a tomar un café antes de regresar de nuevo a Prío y tomarnos nuestra merecida cena, pero antes... ¡una sidrina!