Magnífica experiencia que supuso para mí esta ascensión invernal al segundo pico más alto de los Pirineos tras el Aneto: El Posets o Punta de Llardana, de 3.375 metros de altitud.
Fue en febrero de este año. El grupo de extraños que nos conocimos en septiembre del 2.011 en Ordesa, tras la ascensión al Monte Perdido, nos convertimos en una piña y nos quedamos con las ganas de repetir. Tras un montón de e-mails para coordinar fechas decidimos afrontar lo que para algunos de nosotros era nuestra primera ascensión invernal a un 3000.
Quedamos en Eriste, a unos 3 Km de Benasque, y la casualidad hizo que fuera en el mismo sitio en el que disfruté de mis vacaciones estivales durante mi infancia, junto a mis padres y hermanos: El hotel Tres Picos.
Floren, Santi, Pedro, Glo y Kike en la puerta del hotel |
No pudieron venir todos los de la ocasión anterior: mi hermana Pi, Noe, ni José María (Kike2) por cuestiones laborales. Y aunque los echamos mucho de menos, sí acudieron a la cita Floren, Luis (Kike1), Nico, Gloria y el que suscribe, y además se añadieron a la lista Pedro, Bob, José Manuél y mi buen amigo Santi, quien apenas días antes había sufrido la pérdida de su querido padre.
Tras los abrazos del reencuentro y las presentaciones de los "nuevos", vino la opípara cena en la que tuvimos la oportunidad de ponernos al día, y de conocer un poco mejor a los recién incorporados.
-Osea Pedro, que tú eres el que firmaba los mails como Trabuco...
-Sí, ¿te hace un "piti"?
-Sí, ¿te hace un "piti"?
-Y tú Bob, de qué parte de Valencia eres?
-De Escocia concretamente...
Al día siguiente, y tras el desyuno, nos dirigimos hasta Benasque. Deportes Barrabés había lanzado sus ofertas de invierno y no nos las quisimos perder. Tras unas más que escasas compras, y un café en una terraza, dirigimos nuestros vehículos hacia el parking de la cascada La Espigantosa, entre Benasque y Eriste. La pista se toma a la derecha (viniendo de Benasque), poco antes de la central hidroeléctrica. Se trata de una pista relativamente transitable para la mayoría de vehículos, ninguno de nosotros tuvo problemas, pues no sólo no encontramos nieve ni hielo, sino que tampoco tuvimos la desgracia de encotrarnos coches de frente. Allí comenzamos a preparar el material.
-¿El casco y el arnés me lo cojo?
-No.
-¿Y las raquetas de nieve?
-No.
-¿Y las raquetas de nieve?
-Que nooooo... no hacen falta, sólo pilla bastones, piolet y crampones -decía José Manuel con su más que demostrada experiencia-.
-Pero, estás seguro?
-Haz lo que te pase por los hue...!
Preparándonos para nuestra aventura... |
Salimos tarde, pero tampoco teníamos prisa. Nuestro destino de hoy era el Refugio Angel Orús, a 2.148 metros, al pie de las Agujas del Forcau.
La pista se convierte enseguida en estrecha senda, pero la subida no tenía pérdida. Estaba pefectamente marcada con señalizaciones e hitos. Apenas cuesta unas 2 horas en llegar al refugio, pero tras las paradas para la disfrutar de la cascada y la de reponer fuerzas de las fuertes subidas, nos costó un poco más de lo normal llegar.
Camino perfectamente señalado |
Conforme llegábamos a divisar el refugio, empezábamos a comprobar lo que apenas unos días antes habíamos leído el la página del Angel Orús del Facebook:
"....las previsiones se van cumpliendo. Esta noche -10ºC de máxima, -20ºC de mínima y 126 km/h de viento.Todo esto se traduce en agua congelada, unos 25 metros de tejado (chapa) ha desaparecido, cristales rotos y los pepinos de propano que pesan 60 kg cada uno, ya no estan en su sitio....mejor quedarse en casa hoy."
Vista del refugio en la que se ve claramente los desperfectos del tejado |
Tras entrar al refugio y presentar documentación, nos asignan nuestra habitación. Se trata del altillo del antiguo refugio. El nuevo, se construlló sobre éste.
Sacamos nuestra despensa, y dimos buena cuenta de ella con ayuda del vino que trajeron los valencianos. (El jamón de Teruel de Gloria, impresionante!). Tras la comida, Glo nos propone un juego, el lobo, con el que pasamos divertidos y sin darnos cuenta hasta la hora de cenar.
Al día siguiente, un cielo azul nos da los bueno días. Después de desayunar, preparamos las mochilas y compramos varias botellas de agua (las tuberías seguían congeladas, y sólo podíamos beber agua embotellada, muy cara por cierto...).
Comenzamos la ascensión bien abrigados por el frío de la mañana.
Tras un buen rato de subida, Floren y José Manuél, creen conveniente parar a colocarnos los crampones y sacar el piolet. Mientras nos los poníamos, Bob nos amenizaba tocando música con su flauta.
Hasta ahora el grupo subía homogéneo, pero a partir de este momento, se estiró a durante las fuertes subidas. De vez en cuando, había paradas para esperar a los rezagados.
A pesar del fuerte aire,el día era expectacular, y las vistas impresionantes.
Poco antes de afrontar la cima, repusimos fuerzas y nos volvimos a juntar para pasar la temida arista (menos peligrosa de lo que imaginaba).
Allí, tras los abrazos y felicitaciones, sacamos nuestras cámaras de fotos y banderas para inmortalizar este mágico momento.
Gloria, la primera en llegar |
El menda, con la bandera de Aragón (igualita a la que lleva Carlos Pauner en sus ascensiones en Himalaya, eh?)
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Magníficas las vistas desde la cima |
La bajada, en vez de realizarla por el mismo lado, la emprendimos dejando esta vez a nuestra izquierda el Diente de Llardana.
Fue muy rápida y divertida, ya que utilizando nuestros traseros a modo de trineo, se descendía muy descansadamente como nos muestra Santi en este vídeo:
El grupo se volvió a estirar, y ya cansados y sedientos, sólo deseábamos llegar al refugio. Allí, una grata sorpresa nos aguardaba: Gloria, nos recibió con unas fresquitas cervezas para celebrar su cumpleaños.
Muchas gracias a todos los que me acompañaron en esta aventura y hasta la próxima (el Mulhacén, quizás?).
Este magnífico vídeo fue realizado por Luis:
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IMPRESIONANTE ASCENSION !!!!!!
ResponderEliminarLa siguiente no pienso perdermela!!!!!
Muy, muy buena tu entrada Tomas, se echaba de menos este blog ....
1bsico y a x el Matusalen!!! ;-)