El plan inicial era levantarme a las 7:30 de la mañana y salir tranquilamente de Zaragoza hacia el Pirineo para subir al Ibón de Ip, pero a las once de la noche me llama Daniel y me dice "¿No te apetecería más subir al Aspe?, pues te espero a las 7 de la mañana en Canfranc". Así que ¡toma madrugón y medio!, pero el Aspe no lo he hecho nunca y no me pierdo esta oportunidad.
El Aspe, de 2.645 metros. |
A la hora indicada estoy en Canfranc, y Daniel me presenta a sus amigos Norberto, Javier y Begoña con los que compartiríamos la excursión. Nos subimos todos a mi coche y salimos hacia el Circo de Rioseta.
Aparco junto a la puerta de las instalaciones militares (1.370 metros), y enseguida comenzamos a caminar hacia arriba rodeando el vallado del cuartel. Subimos por una fuerte pendiente fácil de localizar, ya que podemos ver a nuestra izquierda las bases de hormigón donde se levantaban antiguos remontes.
Una vez superada esta fuerte subida por la pradera, entramos en terreno rocoso y con unas cuantas lazadas llegamos a los Llanos de Tortiellas, ya en las pistas de esquí de Candanchú.
A pesar de la niebla que nos envolvía, mis compañeros de ruta no tienen ninguna dificultad para orientarse y tomamos una pista ancha que encontramos al fondo del Llano, que pronto se convierte en senda. Subimos una enorme loma rocosa que luego tendremos que volver a bajar para conducirnos directamente a las faldas del Pico Aspe.
Al fin se despeja algo, y "roqueando" un poco llegamos hasta justo debajo de la enorme mole de la cara oeste del Aspe.
Desde aquí, en un día despejado las vistas tendrían que ser impresionantes a juzgar por lo que vemos sobresalir entre las nubes.
Tras unas breves paradas y roqueando un poco llegamos al hombro del Aspe (Brecha del Aspe 2.425 m), un falso llano con el que empieza la subida final al pico. Seguidamente seguimos algunos hitos desperdigados y comenzamos a subir bordeando ligeramente hacia el suroeste, hasta meternos de lleno en la pedregosa pala.
Subiendo por la pala, quedan a nuestra derecha la Llana de la Garganta y Llana del Bozo. |
Una vez superada la pala, para llegar hasta la cima ya sólo hay que superar una zona rocosa por la que treparemos en ocasiones ayudados de las manos.
Y por fin, la cima del Aspe.
Foto de cima. De derecha a izquierda Norberto, Daniel, Javier, Begoña y yo. |
Con Daniel en lo más alto. |
Bajamos unos metros para resguardarnos del aire tan frío que soplaba y comimos algo. Tras la breve parada, volvimos a bajar por el mismo sitio hasta el punto de partida.
Hola Tomás.
ResponderEliminarUna lastima las nubes, pero ese mar con el midi asomando tampoco esta nada mal. Yo el Aspe también lo tengo en la lista de pendiente, este año lo quiero subir antes de que nieve pero por la parte del valle de Aisa.
Un saludo
Yo desde Aisa no lo he subido, pero me han dicho que la ruta es más suave aunque más larga. De hecho, todos los que llegaban a la cima a excepción de nosotros, venían por ahí.
EliminarUn saludo Eduardo, y gracias por comentar.