Continuamos por el Principado de Andorra, y continuamos ferrateando. Hoy haremos la vía ferrata Sant Vicenç d'Enclar, en plena Andorra la Vella. Ésta supone la número 20 en mi particular currículum ferratero, sin contar las que he repetido.
Esta vía es de dificultad media (K-3). Tiene una longitud de 270 metros salvando 140 metros de desnivel, y cuenta con 2 despomes. Se halla en un bosque de encinas, bordeado por riscos pronunciados, y está muy bien equipada.
Floren, Pedro y Mª José pasan de ferratear hoy, y se dedican a las compras. Ana tampoco ferrateará por no dejar a la perra sola en el coche y nos acompañará unos minutos en el camino de acceso y luego se desviará hacia la ermita de Sant Vicentç donde nos esperará.
Tras unos 15 minutos de aproximación, llegamos a los pies de la vía.
Yo iré de primero, y detrás José María, Luis y Nacho. ¡Comenzamos!
Yo iré de primero, y detrás José María, Luis y Nacho. ¡Comenzamos!
La vía se inicia en pleno bosque, en una pared inclinada que nos lleva a tres o cuatro pasos fáciles. Hacia la izquierda podemos ver gran parte del recorrido de la ferrata que va superando resaltes verticales.
El primero de estos pasos sube rápidamente por una roca lisa coronada por una pequeña encina que nos ayudará a progresar y donde se asegura el cable de vida.
Después de estos primeros tramos vamos franqueando a la izquierda, por pasos bien equipados para los pies y dónde aprovechamos la roca para avanzar. Llegaremos así al paso más divertido: un desplomado a través de una cornisa y un tramo vertical de 5 metros. Está equipado para usar los pies como punto de apoyo principal, evitando un sobre esfuerzo de brazos.
Continuamos subiendo hasta llegar a una placa inclinada con pasamanos y cadenas que superamos con facilidad hasta que descendemos ligeramente para afrontar el último tramo de la vía.
Nos queda lo peor: un tramo largo, vertical y bastante desplomado. Como leí en una web, lo mejor es "coger aire, no pensarlo dos veces y pasarlo sin respirar".
Desde abajo impresiona, pero la foto que le hice no da fe de lo que realmente es...
Nos queda lo peor: un tramo largo, vertical y bastante desplomado. Como leí en una web, lo mejor es "coger aire, no pensarlo dos veces y pasarlo sin respirar".
Desde abajo impresiona, pero la foto que le hice no da fe de lo que realmente es...
Después de el desplomado, sólo nos queda un franqueo a la izquierda dónde aprovecharemos las grietas de la roca para avanzar. Llevamos ya una hora de ferrata.
Y por fin, llegamos al final de la vía y a la ermita de Sant Vicenç, que por cierto, estaba en obras.
En la ermita nos estaban esperando Ana y su perrita, que habían subido por donde nosotros íbamos a descender.
El regreso lo iniciamos por detrás de la ermita de Sant Vicenç d'Enclar, y tras 30 minutos de pedregosa senda llegamos a los coches.
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