Hace poco realicé con Luis una excursión que aún no había hecho a pesar de estar relativamente cerca. Visitamos la ermita de origen visigótico de San Martín de la Bal d'Onsera, también llamada Val de Onsera o Valdonsera.
Nos levantamos sobre las 8, y tras desayunar tranquilamente nos dirigimos a Huesca donde Luis quiere entrar a la tienda oulet de Barrabes. Esta visita es casi un ritual para él, y la realiza cada vez que viene a Huesca. Hemos llegado pronto y la tienda está cerrada así que, como los hobbits, realizamos nuestro segundo desayuno en un bar del polígono industrial donde está ubicada la tienda.
Tras un rato ojeando material y ropa de montaña, continuamos ruta hacia la Sierra de Guara. Vamos por la N-240 y tomamos el desvío a Loporzano, Barluenga y San Julián de Banzo. A las afueras del pueblo, en la HU-V-3302 después de una pronunciada curva a la izquierda seguimos por una senda de tierra a la derecha y a los pocos metros torcemos de nuevo a la derecha por una pista que avanza entre zonas de cultivo. La pista nos lleva a un pequeño parking, inicio del camino que baja hasta el mismo barranco de San Martín.
En el parking sólo había una furgoneta. Es una gozada realizar excursiones como ésta entre semana, donde normalmente a estas horas el aparcamiento estaría petado de vehículos. De momento salimos abrigados, pero el cielo tan azul nos advertía que en breves comenzaríamos a sudar.
El camino está muy bien indicado. Apenas miramos el GPS. Es una ruta muy recomendable. Accesible para muchos pero no para todos, pues hay que pasar un camino equipado. No es una excursión especialmente difícil ni muy larga, pero tampoco un simple paseo. Conviene llevar buen calzado, y evitar días muy calurosos en verano.
Gran parte del camino discurre por el barranco de San Martín, un cauce seco la mayor parte del año. Es un paseo algo incómodo por las piedras de conglomerado y con zonas de badinas y charcos que deberemos superar.
Al cabo de hora y media de caminata llegamos al pie del collado de San Salvador, donde encontramos una bifurcación. Un cartel indica hacia la izquierda "San Martín por la Viñeta (dificultad alta - pasos por sirga), S6", y por la derecha "San Martín por senda los Burros (dificultad baja con pendiente), S6".
Decidimos subir por la primera, siendo interesante subir por ésta y bajar por la segunda, ya que siempre es más fácil superar los pasos complicados de subida, que hacerlos de bajada. De todas formas la ruta de la Viñeta no es realmente difícil, solamente tiene alguna trepada fácil, pero no es apto para gente con vértigo porque la senda es algo aérea, y nada recomendable con lluvia o roca mojada.
Tras la subida llegamos al collado de San Salvador, donde disfrutamos de unas vistas impresionantes hacia el barranco de San Martín. Hay unos enormes paredones donde habitan buitres y otras aves. Resulta difícil de creer que allí abajo haya una ermita escondida...
El camino baja en fuerte pendiente zigzagueando, y poco a poco desplazándose hacia la derecha. Pasamos por algunas placas de roca pendiente en las que hay que tener cuidado si están mojadas o se lleva calzado deslizante, habiendo en la roca algunas muescas talladas para los pies. Hay que agarrarse bien a los cables de seguridad instalados.
Al llegar al barranco seco una vez abajo, se sigue hacia la derecha, río arriba, debiendo dejarlo en un par de minutos para tomar una senda a la derecha que sube paralelo al barranco. Ya se empieza a ver la torre de la ermita. Impresiona pensar cómo se ha podido montar una ermita en lugar tan inaccesible. Realmente si los ermitaños querían soledad, sin duda lo consiguieron.
Y por fin, tras casi 2 horas y media llegamos a la ermita de San Martín de la Bal d'Onsera.
Aquí descansamos y visitamos la ermita por dentro. Era un cenobio altomedieval, del cual ya hay documentos que lo referencian en 1075. La actual construcción responde a una reedificación del siglo XVII, con añadidos o reformas de los siglos XVIII y XIX. Parte de ella, está excavada en la roca, al igual que San Juan de la Peña.
La ermita se encuentra en un sitio espectacular: un circo cerrado por grandes paredes, con una cascada de 30 metros de altura.
Allí comimos tranquilamente, y estuvimos sentados charlando hasta que el sol dejó de entrar por encima de los paredones y empezó a bajar la temperatura rápidamente y decidimos volver. Esta vez por la Senda de los Burros, más larga pero más suave que la que vinimos.
El Parque de la Sierra y los Cañones de Guara tiene multitud de rincones maravillosos. La ermita de San Martín de la Bal d'Onsera es uno de ellos.
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