lunes, 9 de febrero de 2015

CIRCULAR RIGLOS - LA PEÑA - RIGLOS


Fría mañana de febrero. A la negativa temperatura que marcaban los termómetros, había que añadirle el aire que soplaba. Pero daba igual. Los músculos de las piernas nos pedían actividad, y Agus y yo estábamos dispuestos a darnos una buena pateada por Riglos.


A pesar del frío, el día amaneció despejado.


En esta ocasión, haremos la circular Riglos -Pardina de Cacabiello  (o Carcavilla)- Embalse de La Peña - Pardina de Escalete - Riglos. Comenté esta ruta un poco por encima en la entrada RIGLOS. Yo ya la habré realizado una decena de veces, pero para Agustín va a ser la primera.

Quedamos en Zaragoza, en la puerta de mi casa, a las 8 de la mañana, y tomamos autovía hacia Huesca. En Ayerbe, hicimos la típica parada para desayunar, comprar una barra de pan para nuestro almuerzo, y un par de hogazas para llevar a casa.

Una vez en Riglos, tras ponernos las botas y organizar las mochilas en el parking, comenzamos a caminar hacia la base de los Mallos, en busca del comienzo de la excursión.


Inicio del recorrido.


Comenzamos la marcha muy abrigados. Cruzamos el barranco del circo de los Mallos, y comienza una marcada senda a media ladera por la que descenderemos hasta la altura de la vía del tren que une Huesca con Canfranc. Cruzamos la vía sin enterarnos, puesto que el tren pasa por un túnel en este primer trozo, para después ir constantemente paralelos a los muros del ferrocarril.




Continúa la estrecha senda entre escombreras de carbón quemado por las antiguas máquinas de vapor. Remontamos un falso collado en el que el trazado ferroviario atraviesa un túnel y descendemos finalmente hasta la misma vía, junto a una caseta. Ha pasado una hora desde que salimos.


Llegando a las vías, coincidimos con el "canfranero".

Llegando a la caseta ferroviaria.

Aquí, Agus y yo aprovechamos para hacer la primera parada.

Después de descansar y tomar un pequeño tentempié (con traguito de vino incluido), continuamos la marcha. Desde lejos, ya veíamos la pequeña Central Hidroeléctrica que está muy cerca a la Pardina de Cacabiello. 

Por cierto, en aragónes, una pardina es una finca rural aislada, formada por una casa, en torno a la cual se levantaban bordas, corrales y otras pequeñas construcciones ligadas a explotaciones agrícolas, ganaderas o forestales, que permitían una autonomía económica a sus habitantes. Históricamente, las pardinas jugaban un papel muy importante en la colonización de los territorios conquistados a los moros.

Una vez llegamos a la central, pasamos bajo el enorme tubo de agua y salimos a una pista por encima de la pardina.


Agus junto al tubo de la central.

Sobre la Pardina de Cacabiello, los carteles indicadores de la ruta.


La pista continúa, pero nosotros cogemos un desvío a la derecha perfectamente indicado con la marca amarilla PR-HU. Un estrecho sendero que asciende y asciende hasta las cercanías de la presa de La Peña.

Durante este trozo, disfrutamos de las bonitas vistas de la salida de las esclusas del pantano, el salto de agua de la presa y la estrechez de lo que en otro tiempo fue la Foz de La Peña.



Una vez en la cima del collado, la senda baja muy pronunciadamente hasta el pantano. Allí, un pequeño poste nos indica que tenemos que continuar hacia la derecha.




Ahora el camino va hacia el Este, y durante un par de kilómetros discurre entre el pantano y las vías del tren. Aquí ya empezamos a ver nieve, y ya no pararíamos hasta llegar casi a Riglos otra vez.





La pista es totalmente recta como el trazado del tren, hasta llegar a un cruce de caminos. Aquí volvimos a parar a beber agua y tomar algo de fruta.




Continuamos por la pista de la derecha que, tras cruzar la vía del tren, comienza a subir por entre un tupido bosque de robles hacia la Foz. 

Es una zona de sombra constante, por lo que la nieve está helada y nos hacía resbalar.





Tras la fuerte subida, la pista llega hasta la entrada de una de las partes del recorrido más bonitas: la Foz de Escalete. 

Colgada a media altura y tallada en la roca, la pista pasa por toda la garganta hasta introducirnos en el corazón de la sierra. Impresionantes vistas en este tramo sobre el fondo del barranco, la pared este de la Foz y la depresión del Gállego en La Peña.




Y al poco llegamos a la Pardina de Escalete. Al resguardo del aire, y junto a los ruinosos muros de la única construcción que queda, comimos. Llevábamos casi 4 horas caminando.




Tras zamparnos la empanada de atún, el fuet y el queso, continuamos la marcha hacia Riglos.

De momento la pista es ancha, pero enseguida se desvía el recorrido hacia un sendero a la izquierda, que resulta ser un atajo, pues al medio km volvemos a salir a la pista principal. Seguimos por ella sin dejar de subir, desviándonos de nuevo al cabo del rato por unos antiguos cultivos, hoy en día repletos de aliagas. Aquí la nieve se hace cada vez más presente. 

Y cuando era más pendiente la subida, dice Agustín : "Ups... las gafas de sol... se me han olvidado donde hemos comido...". Así que vuelta para atrás. No es cuestión de dejarlas allí, que valen una pasta... 

Cuando llegamos de nuevo a la pista, Agus decide que me quede con las mochilas, y él se va corriendo a por las gafas. A la media hora vuelve sudando y cansado, pero con las gafas en la mano. Seguimos la marcha.




A partir de aquí, la nieve tapa cualquier marca amarilla y blanca que pudiera haber. Suerte que recordaba la ruta, y que encontrábamos de vez en cuando alguna huella congelada de bota.

Al cabo de un buen rato, nos internamos en bosque. Otro de los lugares más bonitos del recorrido, con vistas a Peña Oroel, y a los nevados picos de Pirineo Aragonés.




Y llegamos a un claro, donde por fin dejamos de subir. Aquí una nueva indicación, nos hacía girar a la derecha.





A partir de aquí sería todo bajada hacia los Mallos. Una bajada con mucha pendiente, repleta de nieve y con un terreno muy irregular, que nos obligaba a tener mucho cuidado donde poner los pies para no caernos. 

Comenzaba la bajada primero a media ladera bajo enormes paredones de piedra y con buenas vistas sobre el río Gállego, para continuar descendiendo ya más acusadamente hasta el Collado del Mallo Firé, dominando ya el circo de los Mallos.


Foto desde el Collado del Mallo Firé.


Tan solo nos quedaba descender por entre pedregales y boj todo el circo, hasta llegar a los pies del Mallo Pisón, y posteriormente al poste indicador de inicio de la ruta que habíamos hecho y  entrada al pueblo de Riglos.

Cuando llegamos al coche, vimos que nos había costado 7 horas (paradas e incidente de las gafas de Agus incluidas).

Intentamos tomarnos una cerveza, pero tanto el bar como el refugio estaban cerrados ¿?, así que nos la tomamos en Ayerbe camino de casa...







4 comentarios:

  1. Eyyyyyyyyyyyyyy......haciendo piernas para lo que se te viene encima esta semanaaaaaa!!!!
    Una ruta bien bonita, ya quiero hacerla contigo pero con buen tiempo, y me llevare a Angel que seguro que le gustara patear por ahi...... No conoce Riglos....
    X cierto, una bonita manera de estrenar la cazadora Tomas ;-) ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si queréis hacer esta ruta que sea en un día nublado o que no haga calor, porque hay poca sombra...
      (A que mola mi Trango nuevo! ;-P )
      Besos

      Eliminar
  2. Parece una ruta muy completa y paisajística. Conozco Riglos, pero no había oído hablar de esta circular.
    ¿Crees que es apta para hacerla en bici de montaña?
    Un saludo y felicidades por la entrada y por el blog en general.
    JL

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta ruta que he publicado concretamente no: en algunas zonas el sendero es muy estrecho, otras terreno muy pedregoso, hay que saltar algún que otro antiguo poste de luz caído...
      Se podría hacer una ruta parecida por carretera + pista. Sería más larga, pero podrías pasar por el pantano de La Peña, la Foz de Escalete y dar toda la vuelta.

      Eliminar