miércoles, 5 de marzo de 2014

AÑO NUEVO TIBETANO


El pasado domingo día 3, charlando con la camarera de un bar en Graus, me enteré por casualidad que a pocos kilómetros de allí, se iba a celebrar el Año Nuevo Tibetano. 



La comunidad montañera está muy ligada esta religión. Conozco varios refugios y albergues de montaña, que utilizan las multicolores banderas de oración budistas como decoración, probablemente sin saber qué significan.

Todos hemos visto en documentales a los alpinistas occidentales acompañando a los sherpas en la ceremonia de la Puya antes de acometer un 8.000: el lama recita unos cánticos sagrados y se hace una ofrenda de tsampa y alimentos a los espíritus de las montañas, finalizando con un lanzamiento de harina y de arroz al viento y la colocación de las banderas de oración orientadas a los puntos cardinales. 

Hay algunos como Jesús Calleja, que llegan a ser hasta cansinos con el tema de esta religión, parece que quieran "convertir" al expectador (recuerdo un programa de Desafío en el Himalaya en el que obligaban a los concursantes a aprenderse los dogmas del budismo como prueba eliminatoria...), y más curioso es, que siendo patrocinado por Castilla y León no haya mencionado jamás, entre cecina y chorizo, las magníficas catedrales católicas de su tierra como la de León, Burgos o Salamanca, alguna de ellas Patrimonio de la Humanidad...





El caso es que en a penas 10 km de donde me encontraba, la comunidad budista de Panillo iba a celebrar el Año Nuevo Tibetano 2.141, el año del Caballo de Madera. Y allí que me fui con mucha curiosidad, pero también con respeto.


En apenas unos minutos, llegué al monasterio. Lo primero que me encontré es la Estupa ("chöten" en tibetano). Se trata de la construcción sagrada más representativa de la tradición budista, y simboliza la mente despierta e iluminada.


Estupa.


Circumbalando la Estupa, se encuentran decenas de molinillos de oración, y me puse a girarlos como había visto en los documentales. Contienen en su interior miles de mantras que simbolizan el sonido del amor y la compasión. Mientras se camina hay que girar los molinillos hacia la derecha, en sentido de las agujas del reloj, mientras se recita "OM MaNi PadMé Hung" o cualquier otra plegaria de buenos deseos.


Molinillos de oración.

Esta comunidad, bautizada con el nombre Dag Shang Kagyu, fue fundada en 1984 por el lama Kyabje Kalu Rinpoche en una pequeña parcela adquirida junto al núcleo pirenaico de Panillo, que posteriormente fue ampliada a través de la donación de una finca anexa más extensa. Desde entonces, este monasterio tibetano, ha llevado una vida destinada a la meditación, a la enseñanza y al retiro espiritual. 




Los lamas han conseguido a lo largo de los años una completa integración con los vecinos de las distintas poblaciones de la zona, proceso que no se ha visto afectado por una forma de vida basada en la meditación y el contacto con la naturaleza. 




El periodo del Año Nuevo Tibetano se considera un momento importante en la vida de los Budistas. Tras los primeros días de la luna creciente del mes de Febrero y hasta la luna nueva siguiente, converge todo un conjunto de celebraciones y prácticas que tienen como objetivo finalizar el año en curso y dar inicio al siguiente, creando las mejores condiciones para que esta transición resulte lo más auspiciosa posible para nosotros, nuestros allegados, la comunidad Budista y para todos los seres en general.




En el día de luna nueva, que señala el final del año, se lleva a cabo la gran plegaria Shangpa Kagyü que concentra toda la transmisión del linaje para poder obtener un pronto renacimiento en Deuachen. El día de Año Nuevo Tibetano se practica el ritual de Guru Rinpoche, o el de Milarepa, la ofrenda Tsok KönChok ChiDü, y la ceremonia de ofrenda de humo blanco que todo lo purifica (Ri UoSang Chö).

Estas ofrendas tienen como objeto que durante el nuevo año reine la paz, terminen las guerras, las enfermedades y que sea completamente positivo y auspicioso para todos los seres.


Encendiendo la hoguera para la ofrenda de humo.

Mientras todo el mundo estaba en el exterior realizando las ofrendas, entré en el monasterio a fotografiarlo, aprovechando que estaba vacío. Me descalcé a la entrada tal y como exigía el cartel que había junto a la puerta.
















sábado, 1 de marzo de 2014

CIRCULAR BOCA DEL INFIERNO


A las 8 en punto de la mañana, pasé con el coche a buscar a Agustín y Laura. Juntos nos dirigimos rumbo al Pirineo, concretamente hacia la Selva de Oza. En esta ocasión, realizamos un trekking circular de unos 10 km, a través de la Boca del Infierno y la calzada romana de Echo, salvando un desnivel de 520 m.





A la altura de Huesca tomamos el desvío hacia Pamplona. Después de desayunar y comprar el pan en Ayerbe, continuamos ruta hasta Puente la Reina de Jaca, donde Laura había quedado con cuatro amigos con los que compartiríamos la excursión.

En pocos minutos y tras las presentaciones, salimos los dos coches. Cruzamos Echo, pasamos Siresa y a los 6 kilómetros, en un desvío a la derecha de la carretera que marca Puente de Santa Ana, aparcamos los coches en una pequeña explanada (918m).

Cogemos las mochilas del maletero, y cruzamos de nuevo la carretera para iniciar el recorrido.

Nada más cruzar la carretera, nos encontramos con este desvío. Tomaremos la derecha.


Nos salió un día expectacular. A pesar que el termómetro del coche nos llegó a marcar -2ºC en Huesca, llegamos a estar en manga corta.

El camino lo iniciamos por una pista forestal con las marcas rojas y blancas de la GR 65.3.3, atravesando zonas de matorral y pinar.





A los pocos minutos, comienza el tramo de la vía romana.





Se trata de los restos de la Calzada Caesaraugusta-Beneharnum, que unía la actual Zaragoza con el Bearn francés a través del Puerto de Palo. 
En su momento fue una de las tres principales vías que atravesaban los Pirineos y mucho más tarde, se convirtió en uno de los primeros caminos usados por los peregrinos europeos que se dirigían a Santiago de Compostela, constituyendo el paso más antiguo y transitado en los siglos IX y X del Camino de Santiago.

Calzada romana


Continuamos en ascensión durante unos 40 minutos hasta llegar a una torre militar construida en época del rey Felipe II, para controlar el paso de mercancías, protección de los peregrinos frente a bandoleros, y defensa ante los ataques de los hugonotes franceses. Estamos a 1.168 m.




Según algunas fuentes se trata de la Torre de Ysil, según otras Torreón Fernando VI, pero por la zona siempre se ha conocido como Castiello Biello ó Lo Vixía. Que el lector elija el nombre que más le guste antes de que se derrumbe del todo y sea rebautizada como "escombros"...






El sendero a partir de aquí va en ligero descenso y estrechándose a través del hayedo, hasta los pies de la carretera de nuevo, junto a un refugio forestal.


Refugio forestal

Volvimos a cruzar la carretera y el río Aragón-Subordán, y atravesamos el abandonado campamento San Juan de Dios (1.065m). 


Cruzando el Aragón-Subordán


A partir de aquí, iniciamos el regreso por la Senda de los Ganchos, antiguo camino que al encontrarse alejado de la vía principal (la calzada romana) y oculta por el bosque, fue muy utilizada para el contrabando. De hecho, se denomina también Senda de los Contrabandistas.





El sendero está marcado (muy escasamente) por marcas blancas y amarillas de la PR-HU 21.


Por la Senda de los Ganchos

El recorrido vuelve a ascender hasta llegar a la máxima cota de la excursión, 1.218 m.


En el círculo rojo, el torreón por el que pasamos a la ida que ahora queda al otro lado del valle.
En el amarillo, el pabellón del campamento abandonado San Juan de Dios.


Ahora vamos descendiendo hacia el barranco de Agüerri, dejando atrás el bosque de hayas, e introduciéndonos en un pinar.



Puente sobre el barranco d´Agüerri


Una vez cruzado el puente, el recorrido va por una pista mucho más ancha, y llega hasta una zona recreativa, donde aprovechamos para comer.



Rellenando las botellas en una fuente
Ya es hora de comer...
...y de beber.


Tras el descanso, cruzamos el puente de Santa Ana, y regresamos a los coches.