Tras realizar las vías ferratas del Castillo de Peñaflor y la del Almadeo, Floren, Luis y yo cogimos los coches en busca de nuestro próximo objetivo: la ferrata Castellote, en la localidad del mismo nombre. Así que dejamos atrás Huesa del Común, y tras 82 kilómetros por sinuosas carreteras, llegamos a nuestro destino.
El castillo templario que da nombre al pueblo ¡y a la ferrata! |
Aparcamos en la zona más alta que pudimos. Allí mismo, en el parking, nos pusimos los arneses y el resto del equipo ante la mirada curiosa de los lugareños y turistas.
Sabíamos que la ferrata va desde el pueblo hasta el castillo a través de la pared de roca, así que no nos fue muy difícil encontrar el principio de la vía.
Cartel indicador al inicio de la vía. |
Luis y Floren listos para comenzar. |
De las tres ferratas que hemos hecho hoy esta es la más sencilla de todas, aunque tiene una categoría K-2.
Comienza la vía muy asequible, sorteando pequeños repechos equipados mayormente con cable y cadenas, y serpenteando en dirección a la pared.
Poco después, comenzamos a ascender verticalmente por la ferrata.
Tras unos cuantos metros de recorrido, unas grapas nos ladean hacia la izquierda. La amenaza de lluvia y las nubes se han disipado, y nos han dejado este precioso cielo azul que hace que sudemos al ir tan abrigados, pero las fotos salen mucho mejor con esta luz...
Y a partir de aquí comienza el tramo más vertical. Mayormente va recto, aumentando la dificultad a medida que subimos hasta el último renglón de grapas. Bastante aéreo, pero tan bien equipado que se supera sin dificultad.
Y al final, como si fuéramos unos asaltantes al castillo, llegamos a sus dominios terminando así esta vía ferrata tan chula.
Luis y Floren recién llegados a la cima. |
Un visitante del castillo, nos hizo una serie de fotografías mientras subíamos, y uniéndolas hizo este vídeo que ha tenido la amabilidad de mandarme.
Aprovechamos la ocasión para visitar las ruinas del castillo.
Así pues, el rey de Aragón Jaime II, ordenó la entrega de los bienes y personas de la Orden. Castellote se opuso a tal estado de cosas, por lo que en enero de 1308 se sitió de la localidad; muchos de los habitantes, desobedeciendo las órdenes reales de combatir a los frailes, se unieron a éstos en el interior del castillo. Finalmente, el 2 de noviembre los sitiados rindieron la fortaleza después de once meses de asedio...
Cuando Jacques de Molay, último gran maestre de la Orden, y ciento cuarenta templarios fueron encarcelados y sometidos a torturas para que confesaran las absurdas acusaciones del Papa Clemente V y el rey Felipe IV de Francia, todas las encomiendas y posesiones de la Orden del Temple, fueron repartidos entre los diversos estados y la Orden de los Hospitalarios San Juan de Jerusalén.
Así pues, el rey de Aragón Jaime II, ordenó la entrega de los bienes y personas de la Orden. Castellote se opuso a tal estado de cosas, por lo que en enero de 1308 se sitió de la localidad; muchos de los habitantes, desobedeciendo las órdenes reales de combatir a los frailes, se unieron a éstos en el interior del castillo. Finalmente, el 2 de noviembre los sitiados rindieron la fortaleza después de once meses de asedio...
Al rato, después de empaparnos de historia y disfrutar de las vistas, comenzamos a bajar hacia el pueblo donde comeríamos en un restaurante, que ya eran las 5 de la tarde y había hambre...
¡Hat-Trick! ¡Lo habíamos hecho! Juntarnos gente de Valencia y Zaragoza, realizar tres vías ferratas, y después de comer cada uno a su casa.
Es que... ¡semos los mejores! |
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