jueves, 6 de julio de 2017

GRUTA HELADA DE LECHERINES


Llevo más de 30 años veraneando en la zona de Canfranc, y aunque desde niño había oído hablar de este sitio, nunca había estado... hasta el otro día. 




Aparco el coche en el parking que hay junto a la carretera en Canfranc Pueblo, y enseguida comienzo a caminar por la senda que asciende por el propio aparcamiento hasta unas bordas camino de la pradera de Gabardito. Tras pasar los antiguos viveros, empiezo a zigzaguear por un tupido bosque que, más tarde se convierte en una aburrida y pedregosa pista sólo amenizada por la Fuente de los Abetazos.



Durante la ruta salvaré un desnivel positivo de más de 1000 metros.


Había cientos de Iris azules en plena floración.




Una vez en Gabardito, continúo siguiendo las marcas rojas y blancas de la GR-11.1. Giro a la derecha cruzando el Barranco Cambón y, al poco, me interno en un bosque.



El paisaje se abre. Estoy cerca de la Mallata del Lecherín Bajo, y unos simpáticos animales me dan la bienvenida. 





Descanso un momento a comer algo de fruta y aprovecho para encender el GPS. A partir de aquí es nuevo para mí, aunque en breves me doy cuenta que el camino no tiene pérdida si seguimos las marcas verdes y blancas de la PR.



Comienzo a ascender y me encuentro con otro solitario montañero que hace la misma ruta que yo, y nos hacemos mutua compañía.





Al cabo de un buen rato de dura subida, llegamos a la Gruta Helada de Lecherines. 

Bien abrigado pisando nieve en la boca de la gruta.

No es la mejor época para visitar esta gruta, pues hasta mayo incluido, se pueden contemplar auténticas columnas de hielo que unen el techo y suelo de la cueva. Ahora sólo quedan algunos pequeños bloques que no hacen necesarios ni llevar crampones...




La cueva forma parte del Sistema de Lecherines, un complejo sistema de galerías y simas que es uno de los más importantes sistemas kársticos de España.




No estuvimos mucho rato dentro por el frío que hacía, y tras ponerme las rodilleras emprendimos el descenso.



En breves llegamos a la Mallata de Lecherín Bajo y nos despedimos. Yo me quedé a comer aquí, y mi desconocido compañero continuó bajando para hacerlo en Gabardito.



Junto a la pila, comí tranquilamente mientras recordaba la noche que pasé en este mismo lugar con Pilar y Fernando en el 2014 y con Santi en 2010, en ambas ocasiones realizando una de las más bonitas rutas que jamás he realizado en el Pirineo.



Tras el bocadillo, continúo el descenso. Además de numerosas marmotas, otro animal sale a saludarme. Si no llego a oírle silbar, la hubiera pisado; y ella... no se que me hubiera hecho.





Refugio forestal de Gabardito

Tras un agradable paseo, llego de nuevo al coche y vuelta a Zaragoza.

Os adjunto un par de fotografías de otros blogs, para que veáis la diferencia de la gruta de hacer esta excursión en verano a hacerla en invierno:


Del blog El Pirineo de Jose

Del blog Komando Kroqueta