El pasado jueves 11 de diciembre, se celebró el Día Internacional de las Montañas, un evento patrocinado por la ONU. Este año el protagonista es la agricultura de montaña.
Pero, ¿para qué sirven los días internacionales? La respuesta nos la da el órgano más representativo de la ONU, la Asamblea General, en muchas de las resoluciones en las que designa tal o cual fecha como Día Internacional.
Sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes.
En sus resoluciones, la Asamblea General también suele hacer una descripción de la situación que le mueve a proclamar Día Internacional una determinada fecha.
El 20 de diciembre de 2002 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 57/245 «decide declarar el 11 de diciembre Día Internacional de las Montañas, a partir del 11 de diciembre de 2003, y alienta a la comunidad internacional a que organice actos a todos los niveles ese día para resaltar la importancia del desarrollo sostenible de las montañas».
Casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población del planeta depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía renovable. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente devastadoras y de largo alcance, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.
Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas —entre los más hambrientos y pobres del mundo— se enfrentan a más dificultades para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.
El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que en los países en desarrollo uno de cada tres habitantes de las montañas sufre inseguridad alimentaria. Como consecuencia, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado;sin embargo, cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. Esta emigración también da lugar a una pérdida inestimable de servicios que obtenemos del ecosistema y de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.
En nuestro país, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada aprovechó la conmemoración para premiar a los refugios de montaña que más esfuerzos han hecho por adaptarse a las nuevas demandas de gestión ambiental.
¡Feliz Día de las Montañas!