Los clubes de montaña Aventuras Trepakabras de Zaragoza y el China Chana de Alfamén, organizan y fletan conjuntamente un autobús al Parque Natural del Cañón de Río Lobos: profundo cañón calizo formado por una antigua e intensa erosión fluvial del río Lobos. Se sitúa en las sierras de pie de monte que separan las estribaciones de la Cordillera Ibérica y la alta meseta del Duero. El río se encajona desde Burgos y continúa horadando las calizas cretácicas en Soria recorriendo más de 25 km.
A las 6:15 de la mañana partimos en el bus los de Zaragoza en dirección Alfamén para buscar a los compañeros del club China Chana, y tras 240 km y una parada para tomar un café en Almazán, llegamos a Ucero.
Listos para comenzar a caminar. Al fondo el castillo de Ucero, del siglo XIII. |
En el parking Casa del Parque, a unos 500 metros de esta población, bajamos y nos preparamos para iniciar la marcha. Somos 50 personas en total, 46 que hemos venido en bus más 4 en vehículos propios. Se trata de mucha gente y hay que organizarse, así que los monitores de ambos clubes se reparten entre cabeza, mitad y final del grupo provistos con walkies. A mí me dan un walkie y me asignan la zona central.
Comenzamos a caminar en ascenso por la "Senda de la Gullurías" (PRCSO67), entre sabinas y pinos.
Restos de un horno o "calera", donde se obtenía "cal viva" sometiendo a la piedra caliza a un proceso de calcinación. |
Tras 2,5 km llegamos al mirador de las Gullurías, donde divisamos el Cañón y las oquedades que la erosión del río y disolución de la roca caliza provocaron, dando refugio a aves como el buitre leonado, águila real, halcón y búho real.
Tras las fotos de rigor, continuamos caminando en descenso por un bosque de pino negro hasta enlazar con la PRSOBU65. Por el camino admiramos las peonias silvestres, que estaban en plena floración.
Asentada sobre un peñasco de roca natural, esta ermita del siglo XIII es una construcción románica de transición al gótico. Su origen templario (rodeado siempre de aspectos místicos y esotéricos) y el bello paraje que rodea el templo, convierte la ermita en uno de los puntales turísticos no ya de Soria, sino de Castilla y León.
Aquí paramos un buen rato, pues aparte de la ermita, hay que contemplar las cuevas y una ventana natural desde donde se divisa la senda del río.
Las cuevas de San Bartolomé, son dos cuevas próximas entre sí y de diferente tamaño, por lo que se las conoce como Mayor y Menor. En ambas se conservan restos de grabados de la Edad de Bronce. Desde el interior de la cueva Mayor, se obtiene una vista muy especial de la ermita.
Las cuevas de San Bartolomé, son dos cuevas próximas entre sí y de diferente tamaño, por lo que se las conoce como Mayor y Menor. En ambas se conservan restos de grabados de la Edad de Bronce. Desde el interior de la cueva Mayor, se obtiene una vista muy especial de la ermita.
Continuamos más tarde por la Senda del Río: un tranquilo y precioso paseo de 8,5 km, que nos llevaría hasta el Puente de Los 7 Ojos, amenizado por el vuelo de las rapaces y el croar de las ranas que habitaban entre los nenúfares
Uno de los recursos tradicionalmente aprovechados en la zona, era la recogida de miel. En la zona conocida como "el Colmenar de los Frailes" albergaba colmenas de la comunidad templaria. Estaban fabricadas con troncos huecos de árboles y se alineaban sobre los resaltes rocosos del cañón.
Sobre las 2 y media, el grupo se dividió en dos: unos querían comer ya, y otros continuar y hacerlo junto al Puente de Los 7 Ojos (que es donde nos esperaba el autobús). Yo fui del primer grupo.
Puente de Los 7 Ojos. |
Fin de la excursión. |