jueves, 13 de diciembre de 2018

DÍA INTERNACIONAL DE LAS MONTAÑAS


El pasado jueves 11 de diciembre, se celebró el Día Internacional de las Montañas, un evento patrocinado por la ONU. Este año el protagonista es la agricultura de montaña. 




Pero, ¿para qué sirven los días internacionales? La respuesta nos la da el órgano más representativo de la ONU, la Asamblea General, en muchas de las resoluciones en las que designa tal o cual fecha como Día Internacional.
Sensibilizar, concienciar, llamar la atención, señalar que existe un problema sin resolver, un asunto importante y pendiente en las sociedades para que, a través de esa sensibilización, los gobiernos y los estados actúen y tomen medidas o para que los ciudadanos así lo exijan a sus representantes.
En sus resoluciones, la Asamblea General también suele hacer una descripción de la situación que le mueve a proclamar Día Internacional una determinada fecha.

El 20 de diciembre de 2002 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 57/245 «decide declarar el 11 de diciembre Día Internacional de las Montañas, a partir del 11 de diciembre de 2003, y alienta a la comunidad internacional a que organice actos a todos los niveles ese día para resaltar la importancia del desarrollo sostenible de las montañas».

Casi mil millones de personas viven en zonas montañosas, y más de la mitad de la población del planeta depende de las montañas para abastecerse de agua, alimentos y energía renovable. Sin embargo, las montañas están amenazadas por el cambio climático, la degradación de los suelos, la sobreexplotación y los desastres naturales, con consecuencias potencialmente devastadoras y de largo alcance, tanto para las comunidades de montaña como para el resto del mundo.
Las montañas son los primeros indicadores del cambio climático y, a medida que el globo terráqueo se calienta, los habitantes de las alturas —entre los más hambrientos y pobres del mundo— se enfrentan a más dificultades para sobrevivir. El aumento de las temperaturas también significa que los glaciares de montaña se derriten a niveles sin precedentes, afectando los suministros de agua dulce de millones de personas. Las gentes de las montañas han acumulado, sin embargo, una gran cantidad de conocimientos y estrategias a lo largo de generaciones para adaptarse a la variabilidad climática.
El calentamiento global, la variabilidad climática y los desastres inducidos por el clima, combinados con la marginación política, económica y social, aumentan la vulnerabilidad de los pueblos de las montañas frente a la escasez de alimentos y la pobreza extrema. Actualmente, se estima que en los países en desarrollo uno de cada tres habitantes de las montañas sufre inseguridad alimentaria. Como consecuencia, la migración aumenta tanto hacia el extranjero como hacia centros urbanos. Quienes permanecen son a menudo las mujeres, que se quedan al cuidado de los cultivos y el ganado;sin embargo, cuentan con escaso acceso a los créditos, la formación y los derechos de tenencia de la tierra. Esta emigración también da lugar a una pérdida inestimable de servicios que obtenemos del ecosistema y de la diversidad cultural y agrobiológica. Las inversiones y las políticas pueden aliviar las duras condiciones de vida de las comunidades de montaña y revertir las tendencias migratorias.






En nuestro país, la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada  aprovechó la conmemoración para premiar a los refugios de montaña que más esfuerzos han hecho por adaptarse a las nuevas demandas de gestión ambiental.

¡Feliz Día de las Montañas!









jueves, 20 de septiembre de 2018

RUTA POR EL PUERTO DE AÍSA


Nueva salida con el club de montaña Aventuras Trepakabras. En esta ocasión, han organizado una ruta por el Puerto de Aísa a la que la que se apuntó bastante gente. 



El club alquiló dos furgonetas de 9 plazas y un turismo para la ocasión, y salimos a las 7 de la mañana rumbo a Pirineos. Tras una parada para desayunar en Castiello de Jaca, tomamos un desvío a la izquierda poco antes de llegar a Villanúa que indica Aratorés, Borau y Aísa.

Tras un buen rato de sinuosas carreteras llegamos a Aísa, y continuamos hasta el aparcamiento "La Cleta", donde dejamos los vehículos.



Una vez nos pusimos las botas (literal, no de comer...), cogimos las mochilas y nos organizamos: como el grupo es grande y se preveía que se estirase bastante, Antonio el "presi" nos repartió walkies a tres personas para estar en contacto en todo momento. A mí me tocó estar al final.

Comenzamos a caminar por la SL-HU 105. Al principio hay una fuerte pendiente de hormigón, y luego se convierte en pista. El paisaje se abre totalmente.






Estamos recorriendo el Valle de Igüer. El día es magnífico y sobran todas las capas.






Llevábamos ya 3 kilómetros caminados y, llegados al Circo de Igüer hay una indicación. Tomaríamos el desvío hacia la GR-11.1.




Para alcanzar la GR hay que subir bastante, y como el grupo se estiró hicimos una pequeña pausa para reunirnos todos y continuar.







Una vez reunidos, continuamos en dirección norte por la GR, hacia el desvío que nos llevará al Dolmen de Izagra.





Nos volvimos a reunir junto a la señal que marca el desvío, y fuimos juntos a ver el dolmen, de unos 5000 años de antigüedad.


En el desvío.

Dolmen de Izagra.

Cartel explicativo.

Comienza a nublarse...

Foto de grupo.

Volvimos a bajar hacia la GR, y continuar hasta el Ibón de Izagra, que por cierto jamás he visto con agua... Allí, algunas personas propusieron ir hasta el Collado del Bozo, desde donde divisaríamos el valle de Aragüés-Jasa, uno de los cuatro valles del Parque Natural de los Valles Occidentales y donde se encuentra al final de éste el refugio de Lizara

La meteo anunciaba lluvias a partir de las 5 de la tarde, así que si subíamos teníamos que hacerlo muy rápido para no retrasar el retorno. Yo que ya lo había hecho otras veces, propuse guiar a los que quisieran subir con la condición de hacerlo en media hora para no retrasar el horario previsto por el club.

Así que 6 personas se animaron a seguirme, aunque dos se quedaron a mitad de camino porque la subida era fuerte, y el ritmo también.


Subiendo al collado.


Collado del Bozo, en el centro. Ya estamos cerca...

No lo conseguimos en media hora, pero sí en 35 minutos. Desde allí divisamos el valle vecino y al fondo el refugio de Lizara.




En el círculo, el refugio de Lizara.


Tras una breve parada en el collado, volvimos a abajo con el resto de compañeros, e iniciamos el camino de vuelta. Esta vez continuamos por la GR hasta el valle de Rigüelo donde hay unas vistas preciosas de Punta del Sombrero y Punta Rigüelo.






De allí volvimos a tomar un sendero que nos llevaría de nuevo al aparcamiento de La Cleta, donde estaban los vehículos.






Tomamos los coches, y en una terraza de Aísa con una cerveza, comimos los que habíamos subido al collado ya que el resto lo hizo mientras esperaban en el ibón.  Y de allí, vuelta a Zaragoza.




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TRAVESÍA CIRCULAR POR EL PIRINEO







miércoles, 12 de septiembre de 2018

AGUJAS DE ANSAMBÉRE


He pasado noche en Villanúa en casa de Sergio, y hoy me propone hacer una andada por Francia para ver las Agujas de Ansambére. Yo no las he visto nunca y la verdad es que me apetece mucho hacer algo montañero con él, pues aunque somos buenos amigos desde hace más de 30 años, apenas habremos compartido cinco o seis salidas a la montaña.

Agujas de Ansambére.


Subimos a mi coche y tras hacer una breve parada a comprar pan, vamos a Francia atravesando el túnel de Somport. Continuamos por la N134, y tras pasar Urdós y Borce, tomamos un desvío a la izquierda que indica Lescún. Sin entrar en el pueblo, seguimos por la sinuosa y estrecha D340 hasta un parking llamado Masousa.

Nos ponemos el calzado de montaña, cogemos las mochilas y a caminar. Comenzamos por un estrecho sendero rodeado de enormes helechos...



...que dará a una ancha pista en muy buen estado por la que suben y bajan vehículos de vez en cuando.



Caminamos durante varios kilómetros hasta que se acaba la pista. Allí hay una pequeña explanada donde no cabe ni un coche más. Unos simpáticos burros se acercaban en busca de caricias.



Continuamos en la dirección que nos indica un cartel hacia Cabanes de d'Ansambe.



Hace un día magnífico y estamos sudando de lo lindo. Continuamos subiendo y ya empezamos a ver un poco de las Agujas.



El paisaje se va abriendo, y las vistas son preciosas.






En un desvío, tomamos la izquierda y nos introducimos en un bosque de hayas cuya sombra agradecemos.






Un buen rato después, el camino vuelve a abrirse y llegamos a las cabañas d'Ansabe donde divisamos ya en todo su esplendor de las Agujas de Ansambére.







A la sombra de unas rocas, almorzamos y charlamos durante un buen rato y Sergio me enseñó sobre el mapa otras actividades que se pueden realizar desde allí, pero ese día no había tiempo.



Tras el descanso volvimos sobre nuestros pasos al coche y vuelta a Villanúa donde comeríamos unos bocadillos acompañados de unas buenas cervezas...

Ha sido una gozada compartir el trekking con este magnífico amigo y montañero, que cuenta con numerosas cimas en Pirineos, el Atlas, Andes y Alpes, algunas míticas como el Cervino.



Hasta la próxima Sergio. Espero que sea muy pronto.