Sigo en el Pirineo con mi hermana Pilar y con compañer@s de mi nuevo club de montaña Aventuras Trepakabras. Tras la actividad de ayer, y de pasar noche en la Ciudad Residencial Búbal, nos preparamos para rematar este magnífico finde con otra excursión circular. Saldremos las mismas siete personas que ayer: Mamen disfrutará de otro día de relax.
Cogemos los coches y aparcamos en Sallent de Gállego, en el mismo pueblo. Existe un párking más arriba que puede ahorrar unos cuantos metros de subida a la ruta.
Iniciamos el itinerario en la entrada del pueblo, justo en el puente sobre el río Gállego. Unos metros más adelante, tomamos un camino a la derecha, y a unos 700 metros salimos a la carretera A-136, que lleva al Portalet. Cruzamos la vía y continuamos de frente por la PR-HU 91, una pista que sube y desde la que se ve, a nuestra izquierda, un gran tubo de color verde.
Dejamos dos desvíos a nuestra derecha y al llegar a un tercer camino, abandonamos la pista, adentrándonos en un magnífico hayedo. Dentro del bosque aumenta el número de lazadas del sendero para salvar el desnivel, que es más pronunciado en este tramo.
Salimos a una zona de praderas, junto a una torre de descompresión, por la que el camino asciende haciendo zigzag entre pastizales.
Salimos a una zona de praderas, junto a una torre de descompresión, por la que el camino asciende haciendo zigzag entre pastizales.
Lurdes va un poco justa de fuerzas, y Mª Pilar y Antonio se quedan con ella en el collado, mientras mi hermana, Silvia, Carlos y yo nos dirigimos a cima.
Una vez en la cima, nos abrigamos y comimos algo para reponer fuerzas. Por el walkie, Antonio comunica a Carlos que comienzan a bajar y que nos esperarán en el primer desvío.
Tras descansar un rato, emprendemos el descenso. Volvemos a pasar por el collado, y nos dirigimos hacia el sur mientras perdemos altura y observamos a nuestra derecha el embalse de Escarra y enfrente la mole caliza de Punta Cochata que tanto se nos resistió ayer.
Al cabo de un rato, nos reunimos con nuestros compañeros en un cruce señalizado: a la derecha, los embalses de Escarra y Tramacastilla, y a la izquierda, Sallent y Escarrilla. Nosotros tomamos esta última dirección, siguiendo el conocido como camino de Crampas.
El sendero discurre por la ladera, paralelo al río Escarra y atravesando una zona herbosa hasta que volvemos a otro cartel indicador: izquierda Sallent de Gállego, derecha Escarrilla.
El resto del camino es un puro trámite. Un constante pero suave descenso por zonas de pastos, mientras el camino va girando suavemente a la izquierda.
Una vez en Sallent, cogimos los coches y nos fuimos a la Ciudad Residencial Búbal a comer, donde Mamen nos esperaba, y después vuelta a Zaragoza.
Ha sido un magnífico fin de semana. La experiencia con los Trepakabras ha sido muy positiva: todo muy bien organizado y la gente encantadora. Estoy deseando repetir.
El que suscribe camino de la cima |
Silvia, Carlos, Pilar y yo en lo más alto del Pacino. |
Una vez en la cima, nos abrigamos y comimos algo para reponer fuerzas. Por el walkie, Antonio comunica a Carlos que comienzan a bajar y que nos esperarán en el primer desvío.
Tras descansar un rato, emprendemos el descenso. Volvemos a pasar por el collado, y nos dirigimos hacia el sur mientras perdemos altura y observamos a nuestra derecha el embalse de Escarra y enfrente la mole caliza de Punta Cochata que tanto se nos resistió ayer.
Al cabo de un rato, nos reunimos con nuestros compañeros en un cruce señalizado: a la derecha, los embalses de Escarra y Tramacastilla, y a la izquierda, Sallent y Escarrilla. Nosotros tomamos esta última dirección, siguiendo el conocido como camino de Crampas.
El sendero discurre por la ladera, paralelo al río Escarra y atravesando una zona herbosa hasta que volvemos a otro cartel indicador: izquierda Sallent de Gállego, derecha Escarrilla.
El resto del camino es un puro trámite. Un constante pero suave descenso por zonas de pastos, mientras el camino va girando suavemente a la izquierda.
Una vez en Sallent, cogimos los coches y nos fuimos a la Ciudad Residencial Búbal a comer, donde Mamen nos esperaba, y después vuelta a Zaragoza.
Ha sido un magnífico fin de semana. La experiencia con los Trepakabras ha sido muy positiva: todo muy bien organizado y la gente encantadora. Estoy deseando repetir.