Quizás sea esta la imagen que mejor puede resumir estos tres días de principios de septiembre. Pilar, Floren, Nico, Noemi, Jose María, Luis, Gloria y el que suscribe, quedamos el día 31 de agosto en el albergue El último Bucardo, en Linás de Broto. Acudimos a la cita desde diferentes puntos de España (Asturias, Madrid, Teruel, Valencia, Zaragoza...). Algunos no nos conocíamos entre nosotros, otros a través del foro y de quedadas en bici por medio de la web Rodadas. Pero dio igual: un sentimiento de camaradería y amistad surgió entre nosotros a las pocas horas de presentarnos. Nuestro objetivo, subir juntos hasta la cima de la montaña calcárea más alta de Europa: Monte Perdido, de 3.355 metros.
El macizo de Monte Perdido, conocido por Las Tres Sorores o Treserols, lo componen los Picos de Monte Perdido (3.355 m), Cilindro (3.328 m), y Añisclo (3.263 m).
Este macizo forma parte del Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, constituido a su vez por cuatro valles de extraordinaria belleza: Ordesa al Suroeste, Añisclo al Sur, Escuaín al Sureste y Pineta al Este. Parte del macizo se interna al Norte en territorio francés, formando parte del Parc National des Pyrénées.
No madrugamos mucho el primer día para desayunar, pues el trekking programado para esta jornada era de cuatro o cinco horas hasta el refugio de Góriz, que hará la función de campamento base.
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El grupo preparado para iniciar su aventura |
Dejamos los coches en Torla y cogimos el autobús que nos llevaría hasta la Pradera de Ordesa (1.310 m). Desde allí hay dos formas de llagar hasta el Circo de Soaso, donde se encuentra la cascada Cola de Caballo: la primera se trata de la pista más transitada por turistas de todo Aragón (de hecho el Parque Nacional de Ordesa es el sitio más visitado de toda la comunidad junto con la Plaza del Pilar de Zaragoza). La segunda opción, es subir por la Senda de los Cazadores. Esta última comienza con un duro desnivel de 600m en poco recorrido hasta el mirador de Calcilarruego, que enlaza con el suave y aéreo sendero de la Faja de Pelay.
Aunque la segunda opción es mucho más bonita y menos transitada, opto por hacer la primera por miedo a mis rodillas, que llevan varios días molestándome. Mi hermana Pilar decide acompañarme para no ir solo. El resto cruza el puente sobre el río Arazas en dirección a la Senda de los Cazadores. En unas horas volveremos a vernos.
Pilar y yo iniciamos el camino sobre una pista muy ancha y alfombrada por hojas, y perfectamente indicada. Pasamos por las cascadas de Arripas, Estrecho y La Cueva. Tras el paraje de Cueva Frachinal, el bosque de hayas da paso a una zona de pastizales y de masas de pino negro. En las Gradas de Soaso el río se descuelga formando repetidos escalones.
Finalmente, el camino llega hasta el Circo de Soaso, donde se encuentra la Cola de Caballo. En este punto llegamos a los 1.800 m.
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Circo de Suaso |
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Cola de Caballo
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A partir de aquí vuelven a surgir dos opciones: la primera seguir subiendo por la llamada Senda de los Mulos, o a través de las clavijas. Ambas convergen en el mismo punto donde hemos quedado con el grupo que ha ido por Cazadores.
Optamos por la primera opción, y una vez que llegamos arriba, las vistas son impresionantes.
Hemos llevado buen ritmo, y apuesto con mi hermana a que somos los primeros en llegar. Ella dice que no, que desde la Senda de los Cazadores es media hora menos de trayecto. Pero al llegar al punto convenido no había nadie. Ante la falta de cobertura en nuestros móviles y tras dos horas de espera, decidimos continuar solos hasta Góriz, convencidos que el otro grupo llevaría buen rato allí. Tras una hora más de subida, llegamos al refugio y nos damos cuenta que no hay nadie de nuestro grupo. Al poco van llegando escalonadamente.
El refugio de Góriz está situado a 2.160 m. Construido en 1963, es el más antiguo y más visitado de todos los del Pirineo. En estos momentos está en fase de ampliación. Quizás por este motivo tanto los dormitorios como los baños dejen tanto que desear. Hasta tal punto que lo rebautizamos como "Guarriz". Es sin duda, el peor refugio de montaña guardado que he estado en mi vida. Eso sí: el desayuno y la cena están muy bien.
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Entrada al refugio |
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Habitaciones "con encanto" estilo Auschwitz |
Tras asearnos, realizar estiramientos y tomar la cervecita de rigor, llegó la hora de la cena. Dimos buena cuenta de ella entre risas y bromas.
Al día siguiente madrugamos bastante. A las 7:00 ya estábamos desayunando. Encargamos unos picnic para llevar en las mochilas, y cuando ya estamos listos para salir, me asaltan las dudas. Mis rodillas no están respondiendo bien y no quiero frenar al grupo. Floren, que va a ir en cabeza, me asegura que va a llevar un ritmo muy cómodo y el resto del grupo me anima a unirme a ellos. Me convencen y comenzamos inmediatamente a subir. Una subida de 1.200 m. Casi nada!
El camino está señalado únicamente con hitos formados por piedras que han ido dejando otros excursionistas. Me encontraba bien. Mucho mejor de lo que esperaba. El grupo subía homogéneo. Apenas había que esperar a nadie. El buen humor y las risas eran la tónica dominante.
Subíamos por graveras, trepamos grandes rocas, atravesamos pasos complicados con ayuda de cadenas y cada dos por tres, mi hermana iba gritando la medida que marcaba su altímetro.
Y las vistas... las vistas eran maravillosas.
Al cabo de unas horas llegamos al Ibón Helado. Allí, y protegidos del viento, nos comimos parte de los picnic mientras observábamos la cima.
A partir de aquí, tendríamos que afrontar la temida y peligrosa Escupidera. Un cartel nos advierte del riesgo.
Tras un breve descanso, Gloria y yo iniciábamos la subida. Floren nos aconsejó ir despacio para no sudar, ya que en la cima se esperaba bastante viento y sería complicado cambiarnos de ropa.
Una vez pasada la Escupidera, el camino continua por una gravera de gran inclinación. Cada dos metros que subíamos, retrocedíamos uno.
La gravera termina en un pequeño collado, el hombro, que da paso a la cima. Allí, y rodeados de niebla, nos reunimos todos para afrontar juntos los últimos 30 m de ascensión.
A pesar del esfuerzo, estábamos todos pletóricos de entusiasmo.
Y por fin... la cima.
Las vistas desde allí fueron un regalo para vista.
Y al final, tras los abrazos y felicitaciones, la foto de cima.
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Los componentes del grupo de izda. a dcha: de pie Luis y Jose María (The Kikes Brothers), Floren, Nico, Pilar y yo; sentadas Gloria y Noe. |
Este es el magnífico vídeo que realizó Luis de la ascensión:
Entrada de esta ascensión en el blog de Noe
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