jueves, 27 de junio de 2019

CAMINO DE SAN SALVADOR


Este camino transcurre entre las ciudades de León y Oviedo. Cuando la Península fue invadida por los musulmanes y avanzaban hacia el norte, las innumerables reliquias que existían por todo el territorio español fueron trasladándose hacia lugares seguros para su custodia. Oviedo era la capital de España, reinaba Alfonso II y el descubrimiento del sepulcro del Apóstol motiva al rey a peregrinar a Santiago para venerar sus restos. Es el rey Alfonso II el que manda construir una cámara santa en la catedral de Oviedo y traslada todas las reliquias, convirtiendo a Oviedo en el mayor custodio de reliquias de toda Europa solo superado por Roma. Comienza la reconquista y Oviedo pierde poder político al trasladarse la capital del reino a León, las incipientes rutas jacobeas que hasta entonces transitan por el camino del norte, por el viejo camino o “camino olvidado” y el camino primitivo, dan paso a que se consolide el camino francés como ruta más transitada, pero el culto de las reliquias de la cámara santa en Oviedo propician la creación del camino del Salvador para su veneración bien a la ida a Santiago continuando por el camino primitivo o a su regreso.



Yo no había oído hablar de este camino hasta que hice el Camino Portugués, y quedé con Floren que, el próximo camino que hiciéramos sería el Camino de San Salvador. Pues ya lo dice el dicho:


Quien va a Santiago
y no a San Salvador
sirve al criado
y olvida al Señor.



Se trata de un camino mucho menos transitado que el de Santiago y que atraviesa unos parajes impresionantes. Se encuentra bien señalizado, veremos tanto las ya conocidas flechas amarillas que recorren todos los Caminos de Santiago como la señalización con postes de madera. La credencial, si bien existe una específica, vale la misma que la del Camino a Compostela.

Tras cuadrar fechas, Floren y Luis salen de Valencia y pasan por Zaragoza a buscarme. Tras una breve pausa para comer, vamos directos a León.

Catedral de León

Antiguo ayuntamiento

Nosotros decidimos hacer la ruta en cinco días con éste recorrido:
Día 1: León – La Robla (27 km).
Día 2: La Robla – Poladura de la Tercia (24 km).
Día 3: Poladura de la Tercia – Bendueños (31 km).
Día 4: Bendueños – Mieres (23 km).
Día 5: Mieres – Oviedo (19 km).

Junto al antiguo convento de San Marcos (hoy Parador Nacional), está el desvío donde decides si haces el Camino de Santiago (francés), o el de San Salvador: si vas a la izquierda llegarás a Compostela; a la derecha, a Oviedo.


Floren y yo en el desvío


El primer día fuimos hasta La Robla. Un recorrido muy tranquilo y con buena temperatura, y un desnivel acumulado de 405 metros.









Aparte de los kilómetros y el peso de la mochila, mis compañeros decidieron que aún querían "sufrir" más, y cada km recorrido paraban a hacer 10 flexiones...




Dormimos en el albergue municipal, que se encuentra junto a un parque. Está bastante bien y dispone de 16 plazas.





Al día siguiente aunque madrugamos, fuimos los últimos en dejar el albergue. Nuestro destino era Poladura de la Tercia, a 24 km con un desnivel acumulado de 535 metros.








En esta jornada el paisaje fue precioso. Caminamos por senderos que recuerdan a la alta montaña. Nada tiene que ver con el Camino de Santiago excepto en las etapas del Pirineo.









El albergue no nos gustó mucho, así que cogimos una habitación triple en el Hostal el Embrujo, donde comimos además magníficamente. 


Con Floren en el comedor del Embrujo.

Al día siguiente iríamos de Poladura de la Tercia a Bendueños. Sin duda la etapa más larga (31 km), pero también la más bonita de todas. 







Atravesamos el Puerto de Pajares y dejamos Castilla y León para internarnos en Asturias.













A pesar del día tan magnífico que amaneció, poco a poco se fue nublando y caminamos bastantes kilómetros bajo la lluvia.








Tras varias horas, llegamos a Bendueños y nos alojamos en su magnífico albergue. 


Floren y Luis en el albergue descansando de la dura etapa.

Al día siguiente tocaba ir hasta Mieres. 23 kilómetros de bosque al principio, luego caminos y carretera. Llovió durante toda la noche, y continuó por la mañana.









Mieres es enorme, y atravesarla se hace eterno. Para colmo, el albergue (que se encontraba al otro extremo de la ciudad, cómo no), estaba lleno de coreanos y retrocedimos hasta dar con una pensión de dudosa calidad e higiene, pero barata y céntrica.


En el monumento al escanciador de sidra.
Llevábamos ya más de 100 kilómetros desde que salimos de León y nos quedaban menos de 20 para llegar a Oviedo, así que nos fuimos a celebrarlo con otros dos peregrinos con los que habíamos compartido ruta, con unas cervezas y raciones ...y por supuesto también cayó una sidra.


Al día siguiente madrugamos bastante, pues queríamos hacer muchas cosas en Oviedo y no íbamos a estar ni 24 horas. Amaneció también un día lluvioso, pero el camino fue muy bonito (salvo los peligrosos tramos de carretera).













Y por fin llegamos.






Me encanta Oviedo. Tengo familia aquí y he estado unas cuantas veces en esta ciudad. Lo suficiente como para hacer de guía a mis amigos. 

Celebramos la llegada comiendo un buen cachopo en un restaurante. Compramos los billetes de tren para el día siguiente, que nos llevaría hasta León donde teníamos el coche, y visitamos la Catedral, donde nos dieron el certificado de haber hecho el Camino de San Salvador.







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