miércoles, 5 de septiembre de 2018

PICO DE LOS MONJES DESDE ASTÚN



Este finde voy a pasarlo en compañía de un buen amigo en su casa de Villanúa, pero como no llega hasta la tarde, aprovecho esta magnífica mañana para acercarme a Astún y subir al Pico de los Monjes.

Aparco detrás del Hotel Europa, en la estación de esquí. El día tan bueno que ha amanecido, ha animado a numerosos turistas que suben por la telesilla de Las Truchas, que funciona todo el verano. Desde el mismo Astún se divisa perfectamente la Zapatilla y justo encima el Aspe, al que ascendí hace justo una semana.




Comienzo a caminar desde los 1700 metros de altitud, por un sendero que parte del final del Barranco Escalar y que me llevará al Ibón del mismo nombre. 

Dejando atrás la estación de esquí de Astún.

La subida es a ratos cómoda y a ratos más dura. En 10 minutos alcanzo la zona llamada Llanos del Sol. El barranco Escalar no tiene mucha pendiente en esta zona.



Sobrepasado la zona de los Llanos, el sendero traza varias zetas para superar un estrechamiento.

Vista atrás de lo recorrido hasta ahora.

Un enorme hito con señales para la carrera Canfranc-Canfranc.

El barranco se estrecha poco a poco y llego al collado que da acceso al Ibón de Escalar. Estoy a 2075 metros.

Llegando al ibón.

Había abundantes caballos pastando en torno al Ibón Escalar, o también llamado de las ranas.




Tras una breve parada para hidratarme, rodeo el ibón hacia la derecha. Desde allí ya podía ver la cima del Pico de los Monjes.

En el círculo rojo, el Pico de los Monjes.

El sendero (no tiene pérdida) comienza a ascender, y me lleva directamente al Collado de los Monjes, o Col des Moines en francés, que hace de frontera entre España y Francia. Ahí obtengo las primeras vistas del Midi d'Ossau. Estoy a 2167 metros.




En el mismo collado y mirando hacia Francia, tomo el sendero que va hacia mi izquierda y comienzo a subir.


Dejando atrás el collado.

La primera parte es un poco mas dura, luego se llanea un poco. El Col de Benou, es el collado que hay antes de acceder a la cima. Allí se queda mucha gente que, por precaución, no se atreve a subir por la zona rocosa ya que además de no estar señalizada, hay que subir trepando gran parte del recorrido.


Collado de Benou y Pico de los Monjes.

Tras un pequeño rato trepando llego a la cima, a 2347 metros.

La cima.
Un servidor en la cima con el Midi de fondo.

Las vistas desde arriba son espectaculares:




Tras un rato disfrutando del paisaje, vuelvo a bajar hasta el ibón. Allí me descalcé y me relajé durante más de una hora...






lunes, 27 de agosto de 2018

ASCENSIÓN AL ASPE DESDE RIOSETA


El plan inicial era levantarme a las 7:30 de la mañana y salir tranquilamente de Zaragoza hacia el Pirineo para subir al Ibón de Ip, pero a las once de la noche me llama Daniel y me dice "¿No te apetecería más subir al Aspe?, pues te espero a las 7 de la mañana en Canfranc". Así que ¡toma madrugón y medio!, pero el Aspe no lo he hecho nunca y no me pierdo esta oportunidad.

El Aspe, de 2.645 metros.

A la hora indicada estoy en Canfranc, y Daniel me presenta a sus amigos Norberto, Javier y Begoña con los que compartiríamos la excursión. Nos subimos todos a mi coche y salimos hacia el Circo de Rioseta.

Aparco junto a la puerta de las instalaciones militares (1.370 metros), y enseguida comenzamos a caminar hacia arriba rodeando el vallado del cuartel. Subimos por una fuerte pendiente fácil de localizar, ya que podemos ver a nuestra izquierda las bases de hormigón donde se levantaban antiguos remontes.




Una vez superada esta fuerte subida por la pradera, entramos en terreno rocoso y con unas cuantas lazadas llegamos a los Llanos de Tortiellas, ya en las pistas de esquí de Candanchú.





A pesar de la niebla que nos envolvía, mis compañeros de ruta no tienen ninguna dificultad para orientarse y tomamos una pista ancha que encontramos al fondo del Llano, que pronto se convierte en senda. Subimos una enorme loma rocosa que luego tendremos que volver a bajar para conducirnos directamente a las faldas del Pico Aspe. 




Al fin se despeja algo, y "roqueando" un poco llegamos hasta justo debajo de la enorme mole de la cara oeste del Aspe.




Ahora tenemos que continuar por la derecha del Aspe siguiendo los hitos y en constante ascenso.




Desde aquí, en un día despejado las vistas tendrían que ser impresionantes a juzgar por lo que vemos sobresalir entre las nubes.




Tras unas breves paradas y roqueando un poco llegamos al hombro del Aspe (Brecha del Aspe 2.425 m), un falso llano con el que empieza la subida final al pico. Seguidamente seguimos algunos hitos desperdigados y comenzamos a subir bordeando ligeramente hacia el suroeste, hasta meternos de lleno en la pedregosa pala.


Subiendo por la pala, quedan a nuestra derecha la Llana de la Garganta y Llana del Bozo.

El Midi D'ossau se empieza a asomar tímidamente.

Subiendo la pala.


Una vez superada la pala, para llegar hasta la cima ya sólo hay que superar una zona rocosa por la que treparemos en ocasiones ayudados de las manos.





Y por fin, la cima del Aspe.


Foto de cima. De derecha a izquierda Norberto, Daniel, Javier, Begoña y yo.

Con Daniel en lo más alto.

Bajamos unos metros para resguardarnos del aire tan frío que soplaba y comimos algo. Tras la breve parada, volvimos a bajar por el mismo sitio hasta el punto de partida.




















jueves, 26 de julio de 2018

INTERLAKEN - BERNA - GRENOBLE


Octavo día en Alpes. Hoy es día de despedidas. Regresamos a casa, pero como es una paliza de coche desde Lauterbrunnen a Valencia, lo haremos en dos jornadas, y de paso aprovechamos a hacer turismo.

Bajamos las mochilas y el resto de equipaje al coche y nos despedimos de nuestro amigo Hans y le damos las gracias. Éste nos regala una botella de licor. A Hans le gusta mucho España, de hecho la clave WiFi del hotel es el nombre de una de las islas que forman el archipiélago canario. Es un tipo peculiar pero muy majo. Si algún día vuelvo a Lauterbrunnen (espero que sí), sin duda me alojaré en el mismo hotel.

Arrancamos el coche, ponemos rumbo a Interlaken, y en apenas 20 minutos llegamos. Hay muy pocos kilómetros entre una población y otra.



El nombre de Interlaken viene de su posición geográfica entre los lagos de Thun y Brienz. Éste nombre fue adoptado en 1891, para sustituir su antiguo nombre: Aarmühle. Dada la popularidad del lugar entre visitantes provenientes de España y del mundo latino, su nombre en español Entrelagos también adquirió cierta divulgación en el ámbito turístico.







Se trata de una ciudad muy tranquila, llena de turistas. No paran de sobrevolarnos parapentistas que aterrizan en el parque.







Tras un café cogimos de nuevo el coche y nos dirigimos a Berna, localidad a la que llegamos en apenas una hora. Tras un rato dando vueltas en busca de un aparcamiento gratuito, comenzamos a visitar esta preciosa ciudad.

Nada más bajar del coche, y mientras pasamos por uno de los puentes que cruzan el río Aare hacia el meandro (que es la parte histórica de la ciudad), vemos unos osos que atraían los objetivos de las cámaras y móviles de numerosos turistas que cruzaban el mismo puente. 



De hecho, según leí, ha habido osos en este mismo lugar desde 1440. En 1191, el fundador de la ciudad prometió que le daría escudo y nombre según el primer animal que encontrara en la cacería en la que iba a tomar parte, y éste fue un oso (Bär en alemán).





Estuvimos buen rato paseando por sus anchas avenidas, rodeados de edificios no muy altos pero señoriales y bien conservados y con multitud de banderas y estatuas policromadas.






Los bajos de los edificios son porches con locales comerciales muy muy caros. Aquí el nivel de vida es muy elevado a juzgar por los vehículos de alta gama que veíamos circulando...





Comimos en un restaurante. No mucho por que alguno ya se había llenado de perritos calientes que vendían en carritos por la calle...



Tras algunas compras de última hora regresamos al coche. De allí partimos hacia Grenoble (Francia), a 310 km de Berna, donde llegamos tras tres horas y pico de carreteras y autovías. 

En Grenoble cenamos y dormimos en un hotel F1, una cadena hotelera muy popular en Francia de precio bastante económico.



Al día siguiente, y tras cerca de 1000 km, llegamos a Valencia. Yo dormí en casa de Luis en El Saler tal y como hice a la ida, y por la mañana tras almorzar con Luis y Floren por última vez estas vacaciones, cogí mi coche y regresé a Zaragoza.

Y poco más que contar. Sólo queda agradecer a mis "compis" de viaje poder haber compartido con ellos estas fantásticas vacaciones en Alpes: Gracias chicos, por la organización y la compañía, sois los mejores ¡Muak! (¿para cuándo la próxima?).

Os dejo un vídeo realizado por Luis, que resume perfectamente el viaje: